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Actualizado: 17 de mayo de 2025
Puesto, finamente, en libertad aquel prelado volvió con él á Sevilla, donde á 15 de Agosto de 1711 hizo la profesión de cuatro votos.
A partir del entresuelo, piso con entrada independiente, que había sido alquilado a un almacenista de drogas, comenzaba a desarrollarse el esplendor señorial de la fachada. Tres ventanales al nivel del arco del portalón, divididos por dobles columnas, mostraban sus marcos de mármol negro finamente trabajado.
Sea como sea, y a fin de que no digas que me quiebro de sutil, prescindiré de más aclaraciones, y te diré con llaneza que el Barón se prendó de mí y me hizo muy respetuosa y finamente la corte. Yo me lisonjeo de no haber tenido jamás ciertos defectos que se atribuyen, así a los que llaman en Francia parvenus como a los que en España llaman cursis.
Un generoso compañero de viaje me suministró cuanto pude necesitar, sin tener ninguna garantía de mi parte, y su excelente familia me favoreció finamente y me abonó para obtener nuevo pasaporte; miéntras que, gracias al telégrafo, un estimable banquero de Madrid me hizo dar los fondos necesarios para volver á París. ¡Pero qué de diligencias y dificultades para lograr el consabido pasaporte!
Juan le hizo muchas caricias, besos por aquí y allí, en el cuello y en las manos, en las orejas y en la coronilla; besos en un codo y en la barba, acompañados del lenguaje más finamente tierno que se podría imaginar. «No aguanto más, no puedo aguantar más» era lo único que ella decía con angustioso hipo, mojándole a él la cara y las manos con tanta y tanta lágrima. No podía tener consuelo.
La verdad es que el no saludar o no haber siquiera esperado el saludo del joven, no había estado bien hecho después de sus francas explicaciones y de la amabilidad que con ella había usado mostrándole la rica colección de sus mariposas y ofreciéndosele tan finamente. Al día siguiente salió también a pie y reparó la injusticia del anterior clavando con fijeza su vista en el alto mirador.
La que había escrito aquellas líneas tan mesuradas, tan finamente irónicas, parecía bien determinada a persistir en su resolución; ni un arrebato que revelase cólera de celos, ni reproches exigiendo explicaciones, ni emplazamientos de ninguna clase. Evidentemente no le despedía con la secreta esperanza de atraerlo. Estaba sorprendido, y no comprendía aquel carácter de mujer.
Su traje tenía que ser por fuerza muy sencillo; casi siempre un vestido negro sin adornos; algunas veces lo cambiaba por otro tornasolado que modelaba finamente su soberbio busto de diosa, realzando cada uno de sus movimientos a un metálico rielar.
Dos ó tres mas cuidadosos de sus personas traían paraguas abiertos; otros dos bajaban armados de grandes anteojos de larga vista, y los demas, completamente dandys, empuñaban flexibles bastoncitos fashionables, con las manos finamente cubiertas con guantes amarillos de cabritilla.
PARA LIMPIAR BRONCES. Se mezclan ocho partes de tiza con una parte de flor de azufre, pulverizados lo más finamente posible. Con un trapo de lana mojado en la mezcla se frotan los objetos de bronce y quedarán brillantes como el oro. PARA LIMPIAR EL MÁRMOL. Se ponen en una taza tres o cuatro cucharadas de agua, dos de sosa, una de piedra pómez pulverizada y una de tiza en polvo.
Palabra del Dia
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