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Actualizado: 19 de julio de 2025
El fuego se fue extinguiendo lentamente en el hogar. Todos echamos mano a nuestras mantas en silencio, y pronto no se oyó otro ruido que el gotear de la lluvia sobre el techo y la fatigosa respiración de los que uno tras otro se iban durmiendo. Despuntaba casi el día, cuando desperté de un sueño agitado.
La sangre corría con tal abundancia, á pesar de los pañuelos que le ataron, que en breve se hizo un charco á su alrededor. Los niños, á cierta distancia, contemplaban con ojos de espanto y dolor la muerte de su fiel amigo. La respiración del Canelo era cada vez más fatigosa y anhelante: después se fué poco á poco amortiguando, escuchándose un estertor débil y profundo. Se le vidriaron los ojos.
Se cuenta en el lugar casi no queremos creerlo que cuando está don Alvaro muy mal y siente físicamente muchos dolores arma tan incesante y fatigosa retahíla de «ta, ta, ta», que aburre a todo el mundo, alborota la casa y hace que doña Inés pierda la circunspección y la paciencia que ella suele recomendar, llegando una o dos veces hasta decir a su marido: Cállate, hombre indigno, y padece por el amor de Dios, que no sin justo motivo te castiga.
Ana dio un grito, tuvo miedo. Se le figuró que aquel sapo había estado oyéndola pensar y se burlaba de sus ilusiones. ¡Petra! ¡Petra! La doncella no respondía. El sapo la miraba con una impertinencia que le daba asco y un pavor tonto. Llegó Petra. Venía sudando, muy encarnada, con la respiración fatigosa. Le caían hasta los ojos rizos dorados y menudos.
Don Quijote, Sancho, Dulcinea, Sanson Carrasco, los Duques, Clara, Dorotea, Lucinda, Cardenio, Altisidora, Maese Pedro, y tantos otros, no tienen antecedentes, y es menester buscarlos con fatigosa diligencia en los archivos, y revelar luego al mundo la interesante verdad de que todos estos personajes vivieron vida real, y fueron bautizados en tal o cual parroquia.
Pues entonces, Roger, tirad al suelo ese trozo de espada, aconsejó Norbury. ¿Me pedís perdón? repitió Roger dirigiéndose á Tránter. ¿Estáis loco? contestó éste. ¡Pues en guardia otra vez! gritó Roger, renovando el ataque con vigor tal que compensó la pequeñez de su arma. Había notado que la respiración de Tránter era fatigosa y se propuso hostigarle y cansarle, haciendo valer la propia agilidad.
Marenval, en efecto, sería una buena presa; le exigirían un enorme rescate... Pero la idea del viaje ha sido repentina. Me parece que no pensaba usted en eso hace pocos días, cuando hablamos... La verdad es que Marenval me anima, dijo Tragomer con descuido. Por mi gusto hubiera descansado todo el invierno. Diga lo que quiera M. Harvey, la locomoción intensiva durante un año es muy fatigosa.
En Pasajes, tras de la monotonía fatigosa de las montañas reposaron al fin los ojos, viendo extenderse el mar azul, un tanto rizado, mientras los buques, fondeados en la bahía, se columpiaban con oscilación imperceptible, y una brisa marina, acre y salitrosa, estremecía las cortinillas de tafetán del coche, aventando el sudor de la frente de los cansados viajeros.
¡Silencio, Juan, silencio!... ¡No me hagas daño!... Vamos a separarnos puros y honrados... y a llevar con nosotros paz y valor para toda la vida. No nos dejemos arrastrar... ni por el amor ni por el resentimiento. Se detiene aniquilada. Su respiración es fatigosa.
Entonces tú serías la refulgente estrella, Que iluminases pura la fatigosa huella Que el hombre en este mundo tiene que atravesar; Entonces tú serías el sol de mi existencia, Entonces estasiado de amor en tu presencia De amor entre tus brazos quisiera yo espirar. Entonces por tus gracias celestes inspirado La lira del poeta pulsára entusiasmado Y á tí te dedicára mis cánticos de amor.
Palabra del Dia
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