Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 12 de mayo de 2025


Este se presenta en la casa con un rollo de telas, hace su correspondiente cortesía al neófito, le da la enhorabuena y el que sea para mucha felicidad del pueblo, se sonríen ambos, y acto seguido el maestro tira de regla, de jabón y de lápiz y cubica, mide y estira al pobre munícipe que empieza á sudar al solo olor del reluciente paño que ha de convertirse en los faldones de un frac.

Un cuello recto y esplendoroso remontábanse en él desde la corbata negra a las orejas. Batían sus piernas los faldones de un chaqué, prenda incómoda en la región ecuatorial, que gravitaba sobre sus espaldas con la pesadumbre de una coraza, moteando sus sienes y bigote de perlas de sudor.

Se volvió cerca de la verja para contemplar su hermoso dominio, como si le pidiese perdón. Un silencio de palacio encantado: los jardines dormitaban como bosques de ensueño. Creyó ver al final de una larga avenida el revoloteo de dos grandes pájaros. Eran Estola y Pistola, con sus fracs de faldones excesivamente largos, corriendo hacia el final del promontorio.

En este último pueblo descansamos un par de días, al cabo de los cuales volvimos á pisar la casa Real de Tayabas. Costumbres. Aprobación de actas. Un Gobernadorcillo electo paseando por Manila. El sastre municipal. Los faldones del frac, el sombrero de copa, la camisa de chorreras y el bastón. Vajilla, lámparas y rancho. Diez varas de glasé y diez de gró. Los caballeros utraques.

Ahora que estaba convencido de la ridiculez de su aspecto, abiertos como alas los faldones del levitón é incesantemente repelidos por unas piernas incansables. «Quince pasos...» Y clavó la segunda espada. Por su gusto, hubiese ido hasta el otro extremo del descampado; tal vez hasta donde aguardaban los automóviles. Luego consideró con turbación el terreno medido.

En Buenos Aires no hay sastres: «son talabarteros». Se hallaba molestísimo con el traje de frac que le habían hecho aquí. «Vea usted este frac; el corte es imposible; las solapas no se plegan, los faldones son cortos, ¡estoy ridículoLe dije que el secreto de la elegancia no está en que lo que uno se pone le mejore a uno, sino en mejorar uno lo que uno se pone.

La seda abundaba en remiendos, gloriosos recuerdos de cornadas en las que quedaban al aire faldones y vergüenzas, y estaba manchada de amarillentos rodales, viles vestigios de las expansiones del miedo. Entre este populacho de la tauromaquia, amargado por el fracaso y mantenido en la obscuridad por la torpeza o el miedo, existían grandes hombres rodeados de general respeto.

Y sin esperar respuesta, dio media vuelta y salió de la casa a toda prisa, temiendo sin duda que su tía le agarrase por los faldones. Bien claro explicaba él su conducta, chismorreando consigo mismo: «Yo no defenderme con palabras; yo no puedo hablar, y me aturullo y me turbo sólo de que mi tía me mire; pero me defenderé con hechos.

Pues mira que yo estoy también.... Verás qué bien va á salir esto dijo el Doctrino bajando la voz. Y para entonces ya podemos contar con fondos. Los tiempos están malos, Carrillo; y si uno no se agarra á los buenos faldones... Eso mismo digo yo. Pero ¿me das ó no esa oncilla? Espérate á pasado mañana. Tengo orden de no repartir todavía.

El trabajo, la instrucción, el orden, son atentatorios al estado de naturaleza y deben proscribirse de toda sociedad bien organizada". Ramoncito Maldonado, como siempre, se agarró a los faldones de su amigo Pepe Castro. El lector está enterado ya de la profunda admiración que le profesaba.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando