Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 17 de mayo de 2025


Hasta se aventuró varias veces a llevarla a un palco segundo en el teatro y a permanecer allí metido detrás de las cortinas. Se comprendía que aquel triunfo de última hora halagaba su amor propio, le enajenaba de gozo. El señor Ángel era un buen hombre, hábil en su oficio y de sentimientos honrados, pero extremadamente pusilánime.

Su carácter era extremadamente sencillo: un incidente imprevisto le ponía delante á un hombre cortés y generoso que para satisfacer su curiosidad empleaba hábiles recursos de conversación, y ella le dijo lo que quería saber; se lo dijo obedeciendo á una poderosa necesidad de desahogo, hija de su aislamiento y melancolía.

No servía para ninguna clase de trabajo serio y constante; tenía preciosa letra, muy delicada en los perfiles, pero tardaba mucho en llenar una hoja de papel, y su ortografía era extremadamente caprichosa y fantástica; es decir, no era ortografía.

La mamá manifestó que aquella prueba de severidad era para ella tan dura, que temía no poder resistirla; pero como aquel bendito señor, que tanto sabía del mundo, creía que debía darla, se conformaba con mucho dolor de su corazón, porque «los hijos..., ¡ah los hijos! ¡Ya sabrá usté cómo se los quiereMe comprometí también a no pedir cuenta de su administración a la señora, a cobrar las rentas de tres casas que su difunto marido tenía en Córdoba y a dejar la fábrica en poder de don Oscar, que la había hecho prosperar extremadamente.

Lucía, que la noche anterior le había esperado en vano, se condolió extremadamente de su percance, aunque no pudo menos de reír al oírselo contar. Desde entonces se vieron todos los días a la hora que a Miguel le placía visitar el hotel de D. Pablo Bembo.

Lo presenté a cinco o seis jóvenes extremadamente ricas, se las traje en una bandeja, de modo que no tenía más que extender la mano. ¿Pero qué hizo? Supongo que todavía te acuerdas del ataque que tuve cuando, hace cuatro años, nos trajo a Marta, ¡a esa pobre y enfermiza criatura! Todos mis achaques vienen de allí. ¡Pero, Enriqueta!

Desde su rompimiento, la joven guardaba en el fondo de su pecho hacia el majo un sentimiento indefinible, mezcla de rabia y simpatía, de desprecio y amor. Velázquez, que siempre había sido poco amigo de echar las piernas al alto, se negaba, haciendo, sin embargo á su antigua novia mil cortesías, mostrándose con ella extremadamente dulce.

Generalizaba ahora el pensamiento, buscaba el oculto sentido de cada apariencia, creía descifrar, con juvenil soberbia, los enigmas supremos. Llevaba demasiado largo, en contra del uso, el renegrido cabello, y su tez, extremadamente pálida, como si la constante meditación le enflaqueciera la sangre, recordaba esa misteriosa blancura que la luna pone en el mármol.

Se trataba de un «sucedido», aunque extremadamente remoto, pues ocurrió algunos años después que Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso y condenados á ganar el pan con el sudor de su rostro.... ¡Cómo hubo de trabajar el pobre Adán!... El tío Correa fué enumerando todas las cosas que el primer hombre se vió obligado á improvisar para cumplir sus obligaciones de padre de familia.

Extremadamente rica, habituada a no gastar en misma ni la cuarta parte de sus rentas, podía sacar inmediatamente de apuros a su antiguo amante. Por eso iba el Príncipe a verla de vez en cuando y se mostraba más amable con ella. El amor, la pasión que no sufre retardos ni alejamientos, lo entretenía en otra parte, lo hacía vivir en Zurich, donde vivía la Natzichet.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando