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Actualizado: 16 de mayo de 2025


Y excitándose con el ruido de sus propias palabras, animándose con sus mismas violencias y viendo á Roussel consternado, Clementina llegó al paroxismo del furor. Traspasando todo límite, perdió la cabeza y si su primo hubiera respondido en el mismo tono, hubiera sido capaz de pegarle. Pero él estaba tan pacífico como ella excitada.

La imaginación excitada por el amor, da muchas vueltas... ¡Si Miguel se muriese! me digo. Esta idea me aniquila, me deja yerta, como si el cielo se desplomase... Si te murieses, ¿qué haría la pobre Lucía? Morirse también de pena; y si no se moría, peor para ella... No quiero pensar en eso, Miguel, porque toda me acongojo.

Entonces la contrariada mujer, mordiéndose los labios de coraje, fijó maquinalmente su airada vista en los tres hijos que estaban á su lado, y dió un sopapo á cada uno. ¡Largo de aquí! les dijo con furor; y si queréis comer, dir á ganarlo. Después, excitada por la pelea y aturdida con el aguardiente que había bebido, se tendió en el suelo, mordiendo el polvo y mesándose las greñas.

Soledad, excitada por la comunicación de aquel veneno deleitoso, se enseñó a contestarle en papeles imprudentes a los cuales fiaba anhelos antes ignorados, leyendo mil veces embelesada lo que de palabra era incapaz de tolerar, y dejando otras tantas correr la pluma para hacerle confesiones y promesas que, teniéndole junto a , hubiera la vergüenza sofocado en sus labios.

Las hazañas de los soldados de la revolución contra los reyes de Europa coligados no podían admirarme. No me parecían la defensa serena del que confía en su valor y en su derecho, sino el brío febril de la locura, excitada por la embriaguez de la sangre y por medio de asesinatos horribles. París se me antojaba el infierno, y no atino ahora á comprender cómo permanecí tanto tiempo en él.

Mi único hijo.... Emma, durante todo el primer día, estuvo sentimental, excitada; su marido creyó que la maternidad iba a transformarla, pero a la mañana siguiente despertó con bastante calentura y nada tierna; cuando la postración se lo consentía, rabiaba en la medida de sus fuerzas. Le hablaron del puerperio, de sus peligros, y sintió nuevo terror.

Laura, trasladada a la estancia, comenzó a mejorar, excitada por el sol y el aire áspero del campo. Pero tuvo una recaída y murió. Acaso no vino a sostener sus débiles fuerzas una suficiente voluntad de vivir.

Y una noche, reparando al cenar que Paula era mal formada, angulosa, sintió una lascivia de salvaje, irresistible, ciega, excitada por aquellos ángulos de carne y hueso, por aquellas caderas desairadas, por aquellas piernas largas, fuertes, que debían de ser como las de un hombre.

Estos dos órdenes de fenómenos no podrian menos de ser notados; y es evidente que con la ayuda de la reflexion, excitada é ilustrada por la repeticion de los fenómenos, se llegaria á inferir que cuando hay una alteracion total y constante de todos los objetos, no son estos los que se mueven sino el ojo; y que por el contrario, si el variar de posicion se verifica únicamente en alguno ó algunos objetos, permaneciendo los demás en la misma posicion, lo que se mueve no es el ojo, sino los objetos que la toman diferente.

Claro que no, Julio. Y Laura, excitada, embellecía extraordinariamente. Sus ojos arrojaban un brillo cada vez más febril. ¡Laura! llamó Zoraida desde arriba. ¿Qué quieres, Zoraida? preguntó ella con tono de júbilo. ¿Con quién estás? Con Julio. Ya iremos. Luego, subiendo la escalera, su rostro recobró la calma, y dijo a Julio en voz baja: Ya ve usted que no hay motivos para sufrir, ni usted ni yo.

Palabra del Dia

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