Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 26 de octubre de 2025


PANTOJA. No es mi orgullo, como dicen, lo que se siente herido: es algo más delicado y profundo. Se me niega el consuelo, la gloria de dirigir a esa criatura y de llevarla por el camino del bien. Y me aflige más, que usted, tan afecta a mis ideas; usted, en quien yo veía una fiel amiga y una ferviente aliada, me abandone en la hora crítica. EVARISTA. Perdone usted, señor Don Salvador.

Su rostro entre las tocas blancas; su cuerpo, cubierto de las estameñas obscuras, tenían una majestad, una belleza que no puede imaginar quien no la vio... EVARISTA. ¡Pobre niña, no delires!... ELECTRA. Al llegar cerca de , alargaba sus brazos como si quisiera cogerme. Me hablaba con una voz muy dulce, lejana, escondida... no como explicarlo. EVARISTA. Sigue, hija, sigue.

EVARISTA. ¿Y ello ha de ser pronto? PANTOJA. Al instante... EVARISTA. Bien. PANTOJA. Mande usted la carta sin pérdida de tiempo. Paréceme que ya vienen... PANTOJA. Pronto, amiga mía. EVARISTA. Ya voy... Dios nos inspire a todos. PANTOJA. Seré con usted. PANTOJA, oculto; ELECTRA, DON URBANO, el MARQU

PANTOJA, CUESTA; EVARISTA, DON URBANO, EL MARQU

DON URBANO. No estaba ya en el colegio. Vivía en Hendaya con unos parientes de su madre. Yo nunca fui partidario de traerla a vivir con nosotros; pero Evarista se encariñó hace tiempo con esa idea; su objeto no es otro que tantear el carácter de la chiquilla, ver si podremos obtener de ella una buena mujer, o si nos reserva Dios el oprobio de que herede las mañas de su madre.

Este mundo incierto, mentiroso, no es para . Telón corto. Sala locutorio en San José de la Penitencia. Puertas laterales, al fondo un ventanal, de donde se ve el patio. DOROTEA. Ha llegado hace un rato: en el despacho con la Superiora y la Hermana Contadora. EVARISTA. Allí le encontrará Urbano. Mientras ellos hablan allá, cuénteme usted, Hermana Dorotea, lo que hace, piensa y dice la niña.

DON URBANO. Como a mi Evarista. MARQU

PANTOJA. ¡Ah! señores de la Ley, yo les digo que Electra, adaptándose fácilmente a esta vida de pureza, encariñada ya con la oración, con la dulce paz religiosa, no desea, no, abandonar esta casa. PANTOJA. Ahora precisamente no. PANTOJA. Tenga usted calma. MÁXIMO. No puedo tenerla. EVARISTA. Es la hora del coro. Quiere decir San Salvador que después del rezo...

EVARISTA. ¿Y qué dudas tienes para... Dudas... cosas que una no sabe y quiere saber... EVARISTA. ¡Qué tontería! ¿Y qué asunto tan grave es ese sobre el cual necesitas consulta, consejo...? EVARISTA. ¿Qué? dímelo. Ea, ya es intolerable tanta puerilidad.

ELECTRA. ... mi madre se me aparecía. EVARISTA. En sueños, naturalmente. ELECTRA. No, no: estando yo tan despierta como estoy ahora. EVARISTA. Electra, mira lo que dices... ELECTRA. Cuando estaba yo muy triste, muy solita o enferma; cuando alguien me lastimaba dándome a entender mi desairada situación en el mundo, venía mi madre a consolarme.

Palabra del Dia

neguéis

Otros Mirando