United States or Romania ? Vote for the TOP Country of the Week !


Nadie, Montiño, nadie dijo doña Clara, que estaba cada vez más encendida. Pues el rey es el rey... siempre rezando y siempre cazando... Pero sacadme de una duda: ¿dónde ha visto su majestad á mi sobrino? Digo á mi sobrino por costumbre. ¡Cómo! ¿No es vuestro sobrino? Doña Clara, os voy á confesar un gran secreto... Juan no es Montiño, sino Girón. ¡Dios mio! exclamó doña Clara.

Llamamos, pues, la atención como lo ha hecho V. Schmidt, sobre la particularidad de que los diálogos más sublimes y conmovedores de La niña de Gómez Arias, Primero soy yo, Mejor está que estaba y Antes que todo es mi dama, sirven de burla grosera á los graciosos, que repiten versos enteros, ó que mutilan sus palabras de suerte, que la mitad de ellas quedan en un verso y la otra mitad en el otro, resaltando asonancias y rimas, que producen un efecto cómico extraordinario, ó que realzan lo patético de las situaciones.

No tenía la suavidad del raso como las de María, porque los trabajos de la casa le habían curtido un poco; en cambio ofrecía la tersura amable de una epidermis rebosando de salud y de sangre. No estaba ardorosa tampoco como aquélla, sino siempre tibia y serena, y apercibida a toda molestia como las de una hija del pueblo.

Ultimamente le propusieron el estado peligroso de su libertad, vidas y haciendas, si no les amparaba su valor; por que ya Cárlos estaba sobre Mecina, y amenazaba el rigor de su castigo un lastimoso fin á todo el Reino.

Y se lo he dicho en la misma antecámara de su majestad la reina, donde estaba de servicio, donde nadie nos oía, donde no nos veía nadie, donde doña Catalina ha podido juzgar, por pruebas indudables, de la sinceridad de mis palabras. ¿No es verdad, señora? , , don Francisco, es verdad dijo la de Lemos, poniéndose ligeramente encarnada.

¿Y no volvísteis á ver á Margarita? ¡Oh! ¡basta! ¡basta!... os he referido lo antecedente para que comprendáis que mi nombramiento de confesor del rey me causó pena; yo estaba acostumbrado á una vida obscura y silenciosa en el fondo de mi celda; á la contemplación de las cosas divinas, que levantaba mi espíritu de las miserias humanas dándole la paz de los cielos; yo no podía ver sin dolor, que se pretendía arrojarme á un mundo nuevo para , y más peligroso cuanto más grande, cuanto más elevado era ese mundo; yo no podía pensar sin estremecerme, en que se me quería confiar la conciencia de un rey, hacerme partícipe de su inmensa responsabilidad ante Dios... y me negué.

Y la voz del tío Manolillo era ronca, amenazadora, sombría; sus ojos bizcos se revolvían de una manera espantosa, estaban inyectados de sangre y su barba temblaba. Don Juan de Guzmán se sentía dominado; doña Ana estaba coartada por el miedo.

Estaba cansado de andar sin objeto y sin rumbo, cuando se me acercó un marinero de buenas trazas, hombre afable, que se puso a hablar conmigo. En aquella época, el puerto de Brest se cerraba al anochecer, por medio de una enorme cadena de hierro tendida de una orilla a otra, y se abría al estampido de un cañonazo, a la hora de la diana.

Su fisonomía se alteró por completo: Tirso comprendió que estaba realmente enamorada. Pepe se va dijo, afectando tristeza. Lo . Esta mañana se ha despedido de . ¡Mire Vd. cómo tengo los ojos de llorar! Así están los de mi hermana y mi madre, señorita. ¿Y qué puedo yo hacer, pobre de ?

La Linda las puso en su delantal y estaba con ellas cuando se presentó el domador de nuevo. Martín se apartó dando un salto hacia atrás. No, no te escapes dijo el domador con una sonrisa que quería ser amable. Martín se quedó. Luego, el hombre le preguntó quién era, y él al saber su parentesco con Tellagorri, le dijo: Ven cuando quieras, te dejaré pasar.