United States or Indonesia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Puedo extraviarme; puedo pervertirme..., volverme loco; hágalo usted en otra forma, limitándome la acción; ajustándome el camino...; nómbreme usted, si quiere, tutor de Carmen. Te nombro su hermano, su protector, acaso su esposo, dentro de mi corazón; ante la ley te nombro mi heredero sin condición alguna.

La horrible lucha, que surge en su corazón, se manifiesta exteriormente por un silencio sombrío, hasta que Isabel descubre el secreto, y lo invita á matarla, puesto que ella morirá contenta con tal que su esposo cumpla sus más imprescindibles deberes para con el Rey. El desventurado Enrique se decide al cabo á ejecutar acción tan repugnante.

El día en que caiga el duque de Lerma, ese joven será tu esposo: te prometo ser tu madrina. Más fácil es que el duque de Lerma muera en un patíbulo, lo que por desgracia no deja de ser dificilísimo, que el que yo sea esposa de ese joven. ¿Y por qué? Olvida vuestra majestad que mi padre, tratándose de mi enlace, no prescindirá jamás de su nobleza. Ese joven es hidalgo, según he entendido.

Noticiáronlo a su padre, quien sobre dicho cadáver de su hijo, entre deudos y amigos, tributó el justo homenaje de paternal sentimiento y desahogó su pecho con imprecaciones de venganza. Tan lamentable caso escitó la piedad de los sensibles teruelanos, y hasta el mismo esposo de Isabel acudió a la casa de Marcilla para quitar sospecha, y consolar al afligido padre.

Ya telegrafié a Miranda de Ebro para que, en el caso de hallarse allí su esposo, le digan que está usted aquí en Bayona esperándole. Pero de fijo estará en camino. Márchese usted, pues. Y Lucía volvió a Artegui la espalda, reclinándose en la ventana de codos.

Y se frotaba las manos colosales, sonriendo a una idea que, si acariciaba tiempo hacía allá en su interior, jamás se le había presentado tan clara y halagüeña como entonces. ¡Qué mejor esposo podían desear sus hijas que el primo Ulloa!

No tratamos tan secretamente nuestros amores que no viniesen a noticia de mi señora, la cual, por escusar dimes y diretes, nos casó en paz y en haz de la Santa Madre Iglesia Católica Romana, de cuyo matrimonio nació una hija para rematar con mi ventura, si alguna tenía; no porque yo muriese del parto, que le tuve derecho y en sazón, sino porque desde allí a poco murió mi esposo de un cierto espanto que tuvo, que, a tener ahora lugar para contarle, yo que vuestra merced se admirara

Al contrario de este matrimonio, el de los funerarios, Luquitas y Obdulia, iba mal, porque el esposo se distraía de sus obligaciones domésticas y de su trabajo; frecuentaba demasiado el café, y quizás lugares menos honestos, por lo cual se le privó de la cobranza de facturas de servicios mortuorios.

Dotada de un meticuloso genio administrativo, sabía mantener íntegra la fortuna de su difunto esposo y acrecentarla con lentas y oportunas especulaciones. Amaba á su hija única, tanto como detestaba á la juventud actual por su carácter frívolo y su inmoderada afición al baile.

El teatro, dijo la Dorotea ; sin que vos me lo aconsejárais estaba resuelta á ello... pero el mundo... el mundo no; en el mundo... fuera del claustro está mi felicidad; está él, y él me ama... Ese caballero no puede ser vuestro esposo; ese caballero no puede amaros.