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Actualizado: 16 de mayo de 2025


Dotada de un meticuloso genio administrativo, sabía mantener íntegra la fortuna de su difunto esposo y acrecentarla con lentas y oportunas especulaciones. Amaba á su hija única, tanto como detestaba á la juventud actual por su carácter frívolo y su inmoderada afición al baile.

Cortesano asiduo de los poderes que acababan y de los que comenzaban, clásico revolucionario y romántico meticuloso, uno de esos genios inquietos, pero indecisos, que sirven de eje a las revoluciones del mundo, sabía romper las cadenas, pero arrastraba los andadores. Sus personajes son casi siempre calcos en los que apenas se encuentran las líneas de una fisonomía humana.

Me repugnaba seguir los consejos de mi maestro. Entendí muy bien lo que éste me quería decir con aquello de «te recomiendo que trates a mi amigo con tu genial y característica bondad»; pero me chocaba presentarme tímido y meticuloso como un donado, aparentando una estimación que no pasaba en de los límites de un respeto vulgar y corriente, como el que concedemos a todos por razones de urbanidad y cortesía. ¿Qué hacer?

Pero, el sábado por la mañana encontró al despertarse su mejor uniforme cuidadosamente cepillado, sus botas bien embetunadas y la camisa más fina preparada al pie de la cama, como por el asistente más meticuloso. Y el joven se quedó encantado. ¡Querida tía Liette!

Sólo el recuerdo, no fácilmente borrable, de Patricio Rigüelta, puede perjudicar al malvado de esta otra novela, el don Sotero, abominable tartuffe, en cuya negra alma no ha temido penetrar y ahondar hasta con encarnizamiento el señor Pereda, como si quisiera dar hermosa muestra de que lo extremado de su ultramontanismo no corta las alas a su ingenio ni le hace ñoño o meticuloso.

Este oficial constituía el tormento y la penitencia de un médico anciano que ya no ejercía, y que también se hospedaba en el hotel; hombre ilustrado y meticuloso, que jamás aventuraba una opinión sin haberla meditado con gran espacio.

Son los villaverdinos un tesoro de virtudes. En su mirada se transparentan la mansedumbre y la benevolencia; es en ellos ingente la piedad, y al par de ésta sobresale la resignación. Pero el sentimiento religioso no es en las almas villaverdinas plácido y activo, sino, por lo contrario, lúgubre, apocado, meticuloso.

A fuerza de investigar sus propios pensamientos y sus más ínfimos deseos, llegará a inspeccionar al prójimo de un modo igualmente meticuloso. Poco a poco pensará menos en sus defectos que en los de los demás. ¡Ah! Magdalena, una vida truncada es terrible para ella misma y para los otros. La malevolencia sistemática engendra tantas catástrofes...

El pobre viejo se sentía solo en aquella casa. Teresa no le comprendía; Andresito, entusiasmado por la fortuna del papá, tenía sus ambiciones; mostrábase meticuloso y exigiendo en materias de vestir, y hablaba de la posibilidad de poseer una yegua alazana y pasear por la Alameda, siguiendo el carruaje de su novia, para lo cual se estaba preparando todas las tardes en el picadero.

Lo del arado era muy chistoso; y cada cual se imaginaba ver á su amo, al panzudo y meticuloso rentista ó á la señora vieja y altiva, enganchados á la reja, tirando y tirando para abrir el surco, mientras ellos, los de abajo, los labradores, chasqueaban el látigo. Y todos se guiñaban un ojo, reían, se daban palmadas para expresar su contento. ¡Oh!

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