Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 1 de mayo de 2025
ELVIRA. Sancho, pues tan cuerdo eres, Advierte que las mujeres Hablamos cuando callamos, Concedemos si negamos: Por esto, y por lo que ves, Nunca crédito nos des, Ni crueles ni amorosas; Porque todas nuestras cosas Se han de entender al revés. SANCHO. Según eso, das licencia Que a Nuño te pida aquí. ¿Callas? Luego dices sí. Basta: ya entiendo la ciencia.
Mi deber me ordena continuar estos viajes, pero los hombres nos dejamos esclavizar por el amor mucho más que las hembras, le concedemos mayor importancia, y yo hago traición á mi causa para vivir en esta capital, completamente inactivo durante algunas semanas, con la esperanza de poder hablar á una mujer.
¿Y qué pretende, señor? dijo Lerma, á quien pinchaban las palabras del rey. Pretende que se le haga proceso, que en el tal proceso se demuestren las causas por que se le ha quitado su oficio de ayuda de cámara del príncipe... en fin, el duque dice que se va á presentar preso y á pedir el proceso, si no se lo concedemos, al consejo de Castilla.
Contra semejante conato se levanta airado nuestro corazon. No reconocemos ese dominio, no admitimos esa tutela, no concedemos esa supremacía, por más que la organizacion exterior de las cosas nos deslumbre; por más que la cara postiza de que todos los hechos se revisten aquí, haga que confundamos el inocente arrullo de la tórtola con el canto agorero de la corneja.
A pesar de todas las licencias, que concedemos en general á la dicción poética; á pesar de la afición pronunciada, que sentimos por la lengua y la poesía española, ni nos es posible alabar ese estilo, ni tampoco nos satisface ni nos agrada.
Necesito una hora para preparar todo eso dijo el montañés. Muy bien contestó el capitán . Le concedemos a usted la hora. Pueden ustedes dar una vuelta si quieren. No, no. ¿Para qué? Tráigase usted una botella de manzanilla de Sanlúcar y unas aceitunas. Bebimos los dos, y, de pronto, me dijo don Ciriaco: Mira, pilotín; te he presentado a Hortensia y a don Matías, porque te pueden servir.
Y los vicios, pasiones y ridiculeces de los personajes cómicos no traspasan jamás el límite más allá del cual se harían odiosos dichos personajes. La burla o la risa benigna que provocan, no les quita la estimación que les concedemos. Hasta el nuevo médico, que es el personaje menos estimable de toda la fábula, no llega a merecer nuestro desprecio.
Me repugnaba seguir los consejos de mi maestro. Entendí muy bien lo que éste me quería decir con aquello de «te recomiendo que trates a mi amigo con tu genial y característica bondad»; pero me chocaba presentarme tímido y meticuloso como un donado, aparentando una estimación que no pasaba en mí de los límites de un respeto vulgar y corriente, como el que concedemos a todos por razones de urbanidad y cortesía. ¿Qué hacer?
Y ese mismo valor heroico, cuya aptitud milagrosa concedemos, en algunas ocasiones decae, y hasta fallece cuando faltan en la colectividad o en el individuo los materiales recursos, la destreza en las armas y todos aquellos medios de defensa y de ofensa que son ahora más complicados y costosos que nunca y que requieren constante estudio y largo aprendizaje para que sean bien empleados.
Palabra del Dia
Otros Mirando