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No hay tal tesoro: mentiras de la gente... Soy una pobre. Pero el orgullo de su avaricia no le permitía disimular. Se le escapaba una sonrisa de satisfacción, denunciando la certeza del tesoro y su propósito de defenderlo contra todos. ¡Abuela! gritó Maltrana . No lo haga usted por ella ni por , ya que no nos quiere. Pero hágalo por el que va a venir.

Yo deseo que haga fortuna, porque le quiero con toda mi alma; y así, deseo que vuesa merced, con su gran tino y universal sabiduría, me informe si será posible sacar algo de provecho de este muchacho, diciéndome al mismo tiempo si puedo contar con su protección. Hágalo vuesa merced, por Dios, que es el único hijo de su hermana, y nosotros, que estamos pobres, no podemos hacerle feliz."

Si fuera rico fundara un premio Montyon para aquél que lo consiguiera. Envíole, pues, el Facundo sin otras atenuaciones, y hágalo que continúe la obra de rehabilitación de lo justo y de lo digno que tuvo en mira al principio.

Los rufianes dijeron: -Bien haya el licenciado; hágalo, que es razón. Con esto, se llegó y sacó al pobre viejo, que dormía, de debajo de los pies unas alforjas, y desenvolviéndolas halló una caja, y como si fuera de guerra hizo gente. Llegáronse todos, y abriéndola, vio ser de alcorzas.

LORENZA. Procuro aprender la técnica. LAFRIPE. ¡Está buena la técnica de Joaquín...! Váyase usted a su casa; pinte tres manzanas en una compotera, o el carrete de su portera. Trabaje desde la mañana a la noche; dibuje y malgaste el color; pero hágalo, sobre todo, sin maestro. Entréguese usted en cuerpo y alma a su labor; reviente de exaltación, de duda, de despecho, y no pida consejos a nadie.

Don Pedro no tiene pierna; es además, corto de brazo... Pero, como ya sabe usted que en las ajmas no hay nada seguro y a veces el que menos se piensa, lleva el gato al agua, si usted tiene algo que encargarme, hágalo antes que lleguemos. Don Rudesindo se estremeció.

«¿Qué?, ¿duda usted?... Pues Dios, para perdonarnos, necesita saber si perdonamos nosotros antes. ¿Para qué quiere usted ahora ese odio mezquino? ¿De qué le sirve? De peso para impedirle subir al Cielo. Amiguita, hágalo por , por el mono del Cielo, que debe quedar aquí rodeado de bendiciones, no de maldiciones».

Vamos en seguida, Baldomero; háganos poner estas cosas en el break. Y diga, don Lorenzo, ¿por qué no le hablan a don Melchor?... puede que cambie. Es inútil, Baldomero, él ha visto perfectamente que nos vamos y no nos ha dicho ni una palabra... ¡Cómo ha de ser!... ¡Hágalo por los viejos! dijo Baldomero dejando caer unas lágrimas que quedaron como engarzadas en las puntas de su barba entrecana.

No llores, chiquita dijo el anciano médico apretándole la cabeza contra su pecho ; no hay motivo aun para alarmarse... Yo haré lo que pueda y más de lo que pueda para salvarla. ¡, , don Máximo..., hágalo usted por cuanto más ame en este mundo!..., ¡por la memoria de su esposa, a quien usted quería tanto!

3 El que come, no menosprecie al que no come; y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha levantado. 4 ¿ quién eres que juzgas al siervo ajeno? Cada uno esté asegurado en su alma. 6 El que hace caso del día, hágalo para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace.