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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Pero cuán grande no sería su sorpresa al encontrarse, a poco trecho y sin salir del intrincado bosque, a las puertas de un suntuosísimo palacio, que parecía un ascua de oro por lo que brillaba, y en cuya comparación pasaría por una pobre choza el espléndido alcázar del Rey Venturoso.
Corriendo así los días, esmaltáronse de flores y reverdecieron los campos; calentó más el sol; templóse y se embalsamó el ambiente; desperezóse, al fin, la Naturaleza como si despertara de un largo y profundo sueño, y se dispuso a aderezarse, con el esmero de una dama pulcra y muy pagada de su belleza, empezando por las nimiedades del tocador para concluir por lo más espléndido y ostentoso de su ropero; y me pareció llegada la ocasión de realizar un propósito que había formado y madurado últimamente con serias y muy detenidas reflexiones.
El galardón sería espléndido y Cuba también aumentaría pasmosamente su riqueza, si pudiese comprar más baratos la harina y otros alimentos, é importar en la Gran República sus azúcares, su café y su tabaco, libres ó casi libres de derechos.
Entre tanto, en union de mi compañera, visité el interior espléndido de esto que no sé cómo denominar: si necrópolo ó templo, si protesta ó fe, si reliquia ó profanacion, si monte Calvario ó Roca Tarpeya.
En un espléndido día de mayo, Juan hace su entrada en la aldea de Marienfeld. El honrado Franz Maas, que durante el otoño último se ha establecido como panadero, está plantado delante de su tienda, con las piernas abiertas, mirando con complacencia como se balancean dulcemente las rosquillas de hojalata, arriba de su puerta, a impulsos de la brisa del mediodía.
A más de la inteligencia, que en edad temprana despuntaba en él como aurora de un día espléndido, poseía todos los encantos de la infancia: dulzura, gracejo y amabilidad. El chiquillo, en suma, enamoraba y no es de extrañar que D. Francisco y su hija estuvieran loquitos con él. Pasados los primeros años, no fué preciso castigarle nunca, ni aun siquiera reprenderle.
Nada tan espléndido como esas grandes masas, iluminadas en ocasiones por su fosforescencia, lanzando columnas de agua de treinta á cuarenta pies, que en los mares polares despedían humo. Se acercaban pacíficas, curiosas, al buque, mirándolo como á un hermano de nueva especie: agradábalas, festejaban al recién venido.
Allí el obscuro y monumental edificio de la abadía, la residencia de Fray Diego, con su capilla adjunta, los jardines y huertos, iluminado todo ello por un sol espléndido.
Así que sacié mi apetito, levantó la mesa la sirvienta, se encendió un espléndido fuego en el hogar, y nos sentamos, el cura y yo, cada uno a un lado de la chimenea. Veamos, pues, Reina, hablemos seriamente. ¿Qué tienes que contarme? Adelanté mis piececitos hacia las llamas del hogar y respondí tranquilamente. Mi cura, me muero.
Por supuesto, que sus indicaciones fueron hechas con exquisita discreción. Sí; aquel hombre lo tenía todo: galante, fino, cariñoso, espléndido, inteligente, bien educado... hasta guapo mozo, que es la última de las condiciones que debe exigir la mujer. ¡Vaya si era guapo! ¡Qué modo tenía de mirarla! Sus expresivos ojos sabían decir cuanto callaba su comedida lengua.
Palabra del Dia
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