Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 10 de mayo de 2025
En 1747, firmada ya la paz de Aquisgrán, los soldados españoles volvieron de Italia á España; pero nuestro cadete, que había esperado volver de capitán, no parecía ni escribía. Sólo pareció, con la licencia absoluta, su asistente, que era bermejino.
Dejemos a Dios estas altas cuestiones de la vida y de la muerte, y hablemos de su regreso, Amaury, de la alegría con que le vemos después de haberle esperado tanto tiempo. Y diciendo esto la encantadora joven estrechó candorosamente las manos de Amaury.
Le inspiraban lástima estas pobres gentes que habían esperado el tren desde las cuatro de la madrugada á las ocho de la noche. Las mujeres gemían de cansancio, derechas en el corredor, mirando con envidia feroz á los que ocupaban un asiento. Los niños lloraban con balidos de cabra hambrienta.
"No es esta la respuesta, decian, por la cual se ha de entrar á la clemencia del Rey. Debíase omitir que el cura con sus feligreses saliese humillado, por estar esto bastantemente insinuado, envano esperado, y no haber otro remedio." Ofendidos, pues, con estas cosas, volvieron á la antigua obstinacion, y así dispusieron nuevas tropas contra el enemigo, en número de 400.
Y así era: Sánchez Morueta sentía por Sanabre un afecto casi paternal. Encontraba en él algo de aquel hijo, que en vano había esperado en los primeros tiempos de su matrimonio. Hacía ocho años que se había presentado una mañana en su escritorio con una carta de recomendación de un amigo de Madrid.
Menos lo sé yo. ¿Sabéis las novedades que han ocurrido? Sé que es hijo del duque de Osuna y que se ha casado. ¿Quién os lo ha dicho? ¡El mismo! ¡Ha estado aquí! No me espanta, esperado me lo había... ¡horror! recién casado y... ¿No es verdad que eso es terrible...? Lo peor será que vos seáis tan loca como él. No puedo remediarlo. La última desgracia que podría sucederme sería no verle.
En pie en medio del salón alumbrado por dos lámparas de encima de la chimenea, caído el abrigo hasta la cintura, despidió á la doncella diciendo que se desnudaría sola, y se puso á acechar en el silencio la llegada del formidable visitante esperado. Un ruido en la calle, solitaria á aquellas horas; un paso precipitado en la escalera y una mano impaciente que golpeaba la puerta.
Calló, en diciendo esto, el enamorado mancebo, y el oidor quedó en oírle suspenso, confuso y admirado, así de haber oído el modo y la discreción con que don Luis le había descubierto su pensamiento, como de verse en punto que no sabía el que poder tomar en tan repentino y no esperado negocio; y así, no respondió otra cosa sino que se sosegase por entonces, y entretuviese a sus criados, que por aquel día no le volviesen, porque se tuviese tiempo para considerar lo que mejor a todos estuviese.
Había echado mucho de menos a Magdalena, la había deseado, esperado, y ya usted habrá adivinado que después de su partida había cien veces maldecido el censurable espíritu de rebelión que me revolvía contra la más envidiable, la más dulce, la menos calculada de las servidumbres.
Y llegó el día esperado; y la marquesa recogió su tesoro del escondite de Madrid, y le trasladó al otro escondite que le tenía preparado en Francia. Y al guardián de allí, casi los mismos encarecimientos y advertencias que al guardián de acá.
Palabra del Dia
Otros Mirando