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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Se detuvo en su confidencia, sintiendo una última vacilación, y al fin añadió bajando la voz: ¡Los alemanes pagan!... Vamos á proveer de esencia de petróleo á los submarinos que tienen en el Mediterráneo. Contra lo que esperaba Ferragut, su segundo no hizo un gesto de sorpresa. Permaneció impasible, como si esta noticia resultase sin sentido para él.
Cierto es que á veces transcurrían semanas enteras sin que las miradas de la criaturita se fijaran en la letra escarlata; pero también es cierto que lo contrario acontecía cuando menos se esperaba, y siempre con aquella sonrisa peculiar y la extraña expresión de los ojos de que ya se ha hablado.
¡Ah, ya me lo esperaba!... Por lo menos ese tiene suerte... murmuré, ya amargado del todo. ¿Por qué? me preguntó. Sin responderle, me encogí violentamente de hombros y miré a otro lado. Ella siguió mi vista. Pasó un momento. ¿Por qué? insistió, con esa obstinación pesada y distraída de las mujeres, cuando comienzan a hallarse perfectamente a gusto con un hombre.
Pero esperaba dar con una buena botella buscando un poco. ¿En qué casa respetable no se encuentra whisky para los amigos? Cuando terminemos, lord dijo el coronel, escandalizado por esta invitación que atentaba contra los ritos. Los cuatro padrinos y el médico estaban en una sala del piso bajo, adornada con trofeos de armas antiguas.
Cuando la señorita Guichard supo que Fortunato tenía un niño á su lado, su primer impulso fué esparcir el rumor de que sería algún pilluelo escapado de Mettray ó de la prisión de jóvenes que éste había recogido en la calle para jugarla una mala partida; pero, contra lo que ella esperaba, la historia no hizo fortuna.
La multitud que llenaba la plaza se había parado y esperaba. El retrato y sus corifeos desembocaron en la calle Mayor; pero al llegar allí, una sorpresa sin igual detuvo la procesión. Dos filas de soldados formaban en las Platerías, llegando más allá de la plazuela de la Villa.
Entonces, si soy yo el nombrado suplente, iré con vos, maese Marner, y examinaré el sitio. En caso de que alguien quiera contradecir esto, le agradeceré que se ponga de pie y lo diga con franqueza. Con este discurso importante, el herrador había recuperado su propia estima, y esperaba que se le designara como uno de los hombres más sensatos.
¡Dicen que no sabemos vengarnos! decía; ¡que el rayo estalle y lo veremos! Pero Plácido no contaba con lo que le esperaba en casa del platero. Cabesang Andang acababa de llegar de Batangas y venía á hacer compras, visitar á su hijo y traerle dinero, tapa de venado y pañuelos de seda.
¿Se ha fijado usted? dijo a Ojeda algunos pasos más allá . Es el hermano, el centauro de la Pampa, que ha venido a esperarlos; el vengador que amenaza a su hermana con desfigurarle el rostro... La pobrecita está desde esta tarde con un susto mortal. Un radiograma les hizo saber que el bárbaro los esperaba en Montevideo, y en seguida me rogó que no me acercase a ella. Veremos en qué para esto.
Recordé que Oliverio debía estar en el teatro: sabía cuál era y quién le acompañaba. No teniendo por qué resistir a una cobardía más, ocupé un coche y me hice conducir. Tomé un palco oscuro desde el cual esperaba ver a Oliverio sin ser notado. No estaba en ninguno de los otros palcos que había enfrente del mío.
Palabra del Dia
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