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Actualizado: 19 de junio de 2025
»Una idea tan sólo nos preocupaba llevando cierta intranquilidad a nuestro ánimo: la de que hubiese vuelto el doctor y al preguntar por nosotros se hubiera descubierto la escapatoria... Nos habíamos entretenido unas dos horas en casa del jardinero; por lo tanto hacía más de tres que faltábamos de la nuestra.
Tú no sabes que ahora mi señora mamá, después que ponga fin a la justiciada de allá, ha de venir a emprenderla conmigo por la escapatoria de ayer tarde. ¿Olvidas, hombre ligero y frívolo, que has de atestiguar que me viste ayer ocupado en dar vueltas a la noria? No quiero farsas, ni falsos testimonios, ni tengo para qué ver a doña María... Adiós. Hombre cruel, detente. Mi madre sale.
Se echaba sobre la nuca la blonda con que había cubierto su cabeza, desabrochaba su ligero gabán de viaje y aspiraba con delicia el airecillo húmedo y algo pegajoso que rizaba la superficie del río. Su mano se estremecía acariciando el agua. ¡Qué hermosa resultaba la escapatoria!
Otro en su lugar se las hubiera liado con el seductor, pero él, que disculpaba la escapatoria por razones que se sabía, creía que demasiado duramente la había condenado, desoyendo los ruegos de Gregoria, que en varias cartas le había pedido fuera a verla. Limitóse, pues, a dar la referencia de la desgracia. Ella, muerta de pena y de vergüenza, preguntó entre sollozos: ¿Me recibirá si voy, Pablo?
Logrólo al fin, y siguió la pista del otro. Pero a los dos minutos regresaba, muy contento de aquella escapatoria nocturna. Eso sí, no quedó agujerito sin olfatear en diez metros a la redonda. Pero cazar tras el rastro, en el monte, a un galope que puede durar muy bien desde la madrugada hasta las tres de la tarde, eso no. El perro del peón halló una pista, muy lejos, que perdió en seguida.
¡Lo que dió usted que hablar en Estella! dijo el extranjero . ¡Qué golpe aquel más admirable! ¿Cómo se escaparon ustedes? Martín contó la historia de su escapatoria, y el periodista fué tomando notas. Puedo hacer una crónica admirable dijo. Luego hablaron de la guerra.
La única ocasión en que Germán correspondió al tipo ideal que de su carácter y prendas se había forjado Anita, fue cuando aceptó la escapatoria nocturna para ver juntos la luna desde la barca y contarse cuentos. Este proyecto le pareció más viable que el de irse a Morería y se llevó a cabo. Ya se sabe cómo entendió la grosera y lasciva doña Camila la aventura de los niños.
Si él se enterase de esta escapatoria se enfadaría conmigo y me echaría una reprensión que no merezco, puesto que no tengo la menor culpa de nada. » ¡Qué suerte! exclamé. » ¿Y esa infeliz que ha venido con nosotros? preguntó Magdalena. » ¿Qué?
De vez en cuando se permitía acompañar a sus amigos en alguna escapatoria, sumiéndose en la vida alegre y amorosa del barrio. Gastó los codos de sus mangas en las mesas de las cervecerías. La Mimí de Murger pasó varias veces ante él menos melancólica que en la obra del poeta, y el ex seminarista tuvo sus idilios de una tarde de domingo en los bosques inmediatos a París.
Proseguía pensando: «La pulmonía ha atrapado a Anselmo cuando iba a Inhiesta en persecución de don Pedrito y Angustias. Si éstos no se escapan, la pulmonía no sorprende a Anselmo. Yo les preparé la escapatoria. Luego yo soy la culpable de la muerte de Anselmo. Yo soy la asesina; yo le he matado a traición. Yo misma.... Debo presentarme al juez. Yo le he matado; sí, le he matado....»
Palabra del Dia
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