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Actualizado: 19 de junio de 2025


Solía Miranda hacer, de pascuas a ramos, tal cual escapatoria a Madrid, y en una de las últimas encontró al Don Fulano del señor Joaquín a quien llamaremos Colmenar por respetos a su incógnito , amostazado y furioso con otro Don Zutano que se empeñaba en desbaratarle sus combinaciones todas y en echarle por tierra todas sus hechuras.

Los padres agustinianos sacaban, hasta poco después de 1824, la célebre procesión de Jueves Santo, que concluía, pasada la medianoche con no poco barullo, alharaca de viejas y escapatoria de muchachas. Más de veinte eran las andas que componían la procesión, y en la primera de ellas iba una perfecta imagen de la Muerte con su guadaña y demás menesteres, obra soberbia del artista Baltasar Gavilán.

Esto era lo que ignoraba Bonis; esto, y lo que había visto, oído y sentido su mujer en aquella noche de la escapatoria, y lo que después había imaginado, y deseado, y proyectado. Llegaron al teatro, y la entrada de Emma en su palco produjo mucho más efecto del que ella pudo haberse figurado. Es más, ella no había pensado en esto.

Se representaba la escena de la escapatoria. Sería al amanecer. Nucha iría envuelta en muchos abrigos.

Muerto su padre, es decir, hacia los diez y seis años, huyó Lope de Madrid en compañía de un amigo, llegando hasta Astorga en su escapatoria. No es fácil tarea la de establecer en orden cronológico los sucesos de la primera juventud de Lope: tal contradicción hay entre las afirmaciones de La Dorotea y lo que resulta de otras fuentes.

Afortunadamente, Fernando hizo el gasto de la conversación, y con su peculiar desenfado fué refiriendo jovialmente todas las fases de su escapatoria, sin omitir aquella de la desahogada caricia hecha por su mano a la cajita de hierro.

El demonio de la soberbia, no obstante, abatido y aletargado con el golpe de la escapatoria, comenzaba á revolverse y hacerle cosquillas en el alma. El resquemo de la humillación no se suavizaba, antes iba siendo cada días más áspero é insufrible.

Después de comer, mi amo estaba en la galería contemplando una carta de navegación, y recorría con su vacilante dedo las líneas, cuando Doña Francisca, que algo sospechaba del proyecto de escapatoria, y además ponía el grito en el Cielo siempre que sorprendía a su marido en flagrante delito de entusiasmo náutico, llegó por detrás, y abriendo los brazos exclamó: «¡Hombre de Dios!

La observacion era justa; por allí no había escapatoria. Yo no soy el gobierno y no puedo responder de sus actos. ¿Qué quieren los estudiantes que hagamos por ellos dentro de los límites en que estamos encerrados? No oponerse á la emancipacion de la enseñanza, sino favorecerla. El dominico sacudió la cabeza. Sin decir mi propia opinion, eso es pedirnos el suicidio, dijo.

No es extraño, pues, que conociendo todo lo ridículo y peligroso de la escapatoria, la favoreciese, alentando al P. Gil, disipando sus escrúpulos. No veía en ella más que un medio de librarse para siempre de aquella insufrible verruga que le había salido. Lo primero que hizo la joven fue pedir al ama una maleta para colocar en ella la ropa que su confesor había de necesitar en el viaje.

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