Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 22 de junio de 2025
El mismo día en que al padre de Emma, don Diego Valcárcel, de noble linaje y abogado famoso, se le ocurrió despedir al pobre Reyes, porque «en suma no sabía escribir y le ponía en ridículo ante el Juzgado y la Audiencia», se le ocurrió a la niña escapar de casa con su novio.
La seda, deshilachada en los sitios de mayor roce, dejaba escapar las vedijas de algodón de su acolchado. Pero a pesar de esta ruina y de los pantalones y botines de obrero europeo que dejaba ver por debajo de la vestidura oriental, el árabe de Siria ofrecía un hermoso aspecto. Ojeda lo reconoció: era el Emir.
La historia de la Severa Villafañe es un romance lastimero, es un cuento de hadas en que la más hermosa princesa de sus tiempos anda errante y fugitiva, disfrazada de pastora unas veces, mendigando un asilo y un pedazo de pan otras, para escapar a las asechanzas de algún gigante espantoso, de algún sanguinario Barba Azul.
La duquesa se estremecía al escucharla; le parecía que el alma de su hija iba a escapar como un pájaro al que se ha abierto la jaula. Estrechó a Germana entre sus brazos y le dijo: ¡No, tú no nos dejarás! Iremos todos a Italia y el sol te curará. El señor de Villanera es un hombre de corazón.
Levantó Felipe la cabeza al tiempo que lanzaba un profundo suspiro revelador de la existencia de su melancolía hasta en las cuestiones de propiedad, y dejó escapar una exclamación de sorpresa al ver a su antiguo amigo. ¡Cómo! ¿eres tú, querido Amaury? ¡Cuánto me alegro de tu venida! Amaury, al parecer insensible a tan calurosas demostraciones, le dijo fríamente: ¿Sabes a qué vengo aquí?
Dios nos libre de espectros como de bastardos... los unos y los otros acaban por pesar mucho... no pensemos en echar peso sobre nuestra conciencia. Pero... ¡no bebes, luz de mis ojos! No... me basta con la embriaguez de mi amor, ya que he perdido el corazón no quiero perder la cabeza. Resígnate á ser mío, y no esperes escapar por ningún medio; te tengo, y no te he de soltar tan pronto.
Al despertarse la criatura y ver aquellos fantasmas, quedó paralizada por el terror, tapose luego los ojos con las manos y un sudor copioso y frío bañó su cuerpo. Su corazón comenzó a dar tan fuertes golpes que se oían a distancia, dejó escapar algunos gritos ahogados y roncos; por último, llevándose las manos al pecho, se revolcó por el suelo sin sentido, presa de espantosas convulsiones.
Dejaba escapar de su pecho exclamaciones de ira, juramentos de venganza y apóstrofes de despecho contra sí mismo. «¡Bien merecido lo tengo por meterme con esa gente!». Cuando llegó a Madrid echado de la corte de D. Carlos, fue a casa de su tía, según costumbre antigua; pero apenas paraba en la casa.
Yo no pierdo mi felicidad tan fácilmente... Y si te empeñas en irte, partiremos juntos. Leonora se irguió estremecida. Esperaba aquello; se lo decía el corazón. ¿Escapar juntos los dos? ¿aparecer ella como una aventurera que se lleva tras si a Rafael después de enloquecerle de amor arrancándole de los brazos de su madre? ¡Oh, no! muchas gracias.
Como aquellos sables que en el furor del combate se convierten en tirabuzones, la almohada, abierta de par en par, dejaba escapar la lana por las anchas heridas, mientras que un débil pedazo de funda procuraba retenerla en su forma pristina.
Palabra del Dia
Otros Mirando