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Actualizado: 25 de junio de 2025


Oyó las doce, la una, las dos... no oyó las tres, porque debió de dormitar un poco, aunque él se lo negaba a mismo.... Y a las cuatro no pudo resistir ya el frío y el sueño; y delirante, sin conciencia de mismo ni del mundo ambiente, tropezando en todo, subió a su cuarto, buscó la cama a tientas, se desnudó por máquina, se envolvió entre las sábanas y se quedó dormido en un sopor de fiebre lleno de fantasmas ardientes, de monstruos dolorosos.

58 Este llegó a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. 59 Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, 61 Y estaban allí María Magdalena, y la otra María, sentadas delante del sepulcro. 62 Y el siguiente día, que es el segundo día de la preparación, se juntaron los príncipes de los sacerdotes y los fariseos a Pilato,

Aquel punto luminoso le deslumbraba sin duda, o el capullo de su idea iba poco a poco aclarando la borra nebulosa en que antes aparecía envuelto. El tío Frasquito no se hizo repetir la invitación: envolvió los sellos con gran cuidado en el papel en que se hallaban puestos y guardóselos prontamente en el bolsillo, como si temiese que Jacobo revocase la dádiva.

Elías sacó de su bolsillo una pequeña faja negra, que le servía de tapabocas, se la envolvió al cuello y se dispuso á salir. El cafetero, con su oficiosidad acostumbrada en presencia de aquel personaje, se dirigió á abrirle la puerta. Ya principiaba á despuntar el día. El viejo realista salió sin saludar á su amigo y tomó la dirección de su casa. #Un lance patriótico y sus consecuencias#.

Cuando trató fealdades, como en los bufones, envolvió aquellas injurias a la Naturaleza en ese resplandor moral que se desprende de lo verdadero: pero jamás para expresar ideas determinadas privó a la forma humana de sus excelencias y primores.

Y al decir esto, envolvió a Fernando en una mirada hambrienta. «¡Qué loca!», siguió pensando él, mientras experimentaba la satisfacción del orgullo. Dudaba un poco de la sinceridad de sus palabras y gestos. Tal vez este acercamiento no era más que un capricho de su carácter tornadizo. Pero aun así, sentía halagada su vanidad, y no dudó un instante en aprovecharse de la aproximación.

Muriósele á una casada Su marido, y no quedó Muy triste, pues le envolvió, Como si fuera pescada, 480 En un pedazo de anjeo; Y sin que cumpliese manda, Con largas tocas de Holanda Salió vertiendo poleo En un reverendo coche. 485 Pero el muerto, mal contento, Del sepulcro á su aposento Se trasladó aquella noche, Y díjole: «¡Vos Holanda, Y yo anjeo, picarona! 490 ¿No mereció mi persona Una sábana más blandaEsto diciendo, el difunto En las tocas se envolvió, Y el anjeo le dejó: 495 Ocasión desde aquel punto Con que sin tocas las veo; Y cuerdo temor ha sido, Porque no vuelva el marido Á dejarlas el anjeo. 500

Enriqueta al pronunciar aquellas palabras se quedó callada, vagando su mirada por el Océano en cuyo majestuoso desierto quizá evocaría su querida memoria. Hay silencios que deben respetarse. Enriqueta por largo tiempo no separó sus negrísimas pupilas de las azules ondas, cuya movible superficie retrataba las cenicientas nubes que preceden á la noche. Esta bien pronto nos envolvió con sus sombras.

Lo cierto es que nos envolvió y nos dividió y nos fue rematando barco a barco de tal modo, que no podíamos ayudarnos unos a otros, y cada navío se veía obligado a combatir con tres o cuatro. »Pues verá usted: el Bahama fue de los que primero entraron en fuego.

Se encogió, se envolvió toda en su manta, escondiendo los pies, las manos y la cabeza; pero las ratas corrían por encima, y saltaban, iban y venían con una algarabía espantosa. También contribuyó á aumentar el pavor de la niña una disputa que en el tejado vecino se trabó entre dos gatos bullangueros que lanzaban maullidos lúgubres y desentonados.

Palabra del Dia

rigoleto

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