Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de septiembre de 2025
Ni le entretenía la caza, en que su padre le ocupaba, ni los muchos, honestos y gustosos convites que en aquella ciudad se usan le daban gusto: todo pasatiempo le cansaba, y a todos los mayores que se le ofrecían anteponía el que había recebido en las almadrabas.
Su ilusión era ser como aquellos tíos, dirigir un carro, cargarlo, descargarlo, y se imaginaba uno tan grande, tan grande que cupieran en él todos los muebles de Palacio. En su delirio de imitación, ejercitando el espíritu y los músculos, se entretenía horas enteras en dar a su pensamiento el mayor grado de realidad posible.
Ocurría, además, que Ramona tenía una afición desesperada a hacer media, y sólo haciendo media se entretenía, en cuanto no quedaba en la casa un suelo que bruñir, ni un átomo de polvo sobre un mueble, ni un trasto fuera de su sitio, ni un descosido sin coser, ni cosa alguna que trajinar, para los cuales menesteres era una pólvora por la actividad y un asombro por la limpieza.
Le placía estar a sus anchas en el cortijo. ¿No era el amo?... Y saltando de un pensamiento a otro con su incoherente ligereza, se encaró con los acompañantes. ¿Qué hacían sentados, sin beber, sin hablar, como si estuviesen velando a un muerto?... Vamos a ver esas manitas de oro, maestro dijo al tocador que, con la guitarra sobre las rodillas y la mirada en alto, se entretenía haciendo arpegios.
Para hablarse necesitaban gritar, porque el ruido del tambor y la gaita y las castañuelas era ensordecedor. De vez en cuando se producía viva llamarada en uno de los ángulos de la plazoleta, subía un cohete y estallaba en el aire. Era Celso, quien, despreciando el bailotéo por grosero y prosaico, se entretenía en dispararlos rodeado de niños.
Extremadamente rica, habituada a no gastar en sí misma ni la cuarta parte de sus rentas, podía sacar inmediatamente de apuros a su antiguo amante. Por eso iba el Príncipe a verla de vez en cuando y se mostraba más amable con ella. El amor, la pasión que no sufre retardos ni alejamientos, lo entretenía en otra parte, lo hacía vivir en Zurich, donde vivía la Natzichet.
Entretenía Cervantes su tiempo antes de que conociese, por desgracia o ventura suya, a doña Guiomar, con los divertimientos y el humor alegre que por todas partes brindaba Sevilla a los que moraban en ella, y especialmente, con las juntas de poetas que se hacían, casa de un tal Arquijo, hombre muy dado a las buenas letras, y donde todos los que concurrían se esforzaban por lucir su buen ingenio.
Sonrió desdeñosamente al insistir don Marcos en la esgrima del sable. El tenía una esgrima suya: irse sobre el adversario y pegar antes que éste. Pero en el cuerpo á cuerpo prefería el cuchillo. Con el revólver jamás se entretenía en apuntar. No disparaba hasta verse junto al enemigo, y así el tiro era seguro. ¿Y la pistola de desafío? preguntó el coronel. La desconozco.
Le besaba, se entretenía algunos instantes en charlar con él, y cuando le parecía que había robado demasiado tiempo al estudio de la sustancia gris, le decía empujándole hacia la puerta: Anda, chiquito, baja con tu abuelita, que yo no puedo perder un solo minuto. Dejole llegar hasta sus rodillas y le acarició distraídamente pasándole la mano por los cabellos.
Fortunata hacía que le ayudase a estirar la ropa o a devanar madejas, y él se prestaba a todo con sumisión; doña Lupe solía encargarle que le arreglase alguna cuenta, y con esto se entretenía, y nadie le tuviera por dañado en la parte más fina de la máquina humana.
Palabra del Dia
Otros Mirando