United States or Puerto Rico ? Vote for the TOP Country of the Week !


En la soledad del viejo castillo, cerca de aquel anciano achacoso y colérico, las horas nos parecían demasiado breves cuando nos encontrábamos en aquel santuario del estudio y de la amistad. A los días indiferentes y tranquilos de la infancia, debía suceder la edad de oro de la juventud, con sus quiméricos encantos, sus grandes ilusiones y su inmenso porvenir.

El timonel con la ayuda de mi criado, tradujo en tagalo mi deseo, dando su contestación por resultado, que vivía un cuarto de hora de remo de donde nos encontrábamos, y que con mucho gusto nos ofrecía su casa y cuanto tenía, á cuyo ofrecimiento orden para que se largara un cabo á la balsa. Con la ayuda del remolque y apretando bogas, atracamos al poco rato al pié de la morada del indio.

Todos las pagan, caballero, y nadie murmura. Pues contra lo que hacen todos, digo á usted, que ni usted ni nadie puede perjudicarme por una ignorancia de que no tengo culpa. Yo no tenia necesidad de advertir á usted acerca de nada ... Ni yo de pagar. Diciendo esto, salí del gabinete de recepcion, donde nos encontrábamos, y subí á mi Cuarto, dispuesto á dejar el hotel en el momento mismo.

Los tres últimos días los pasamos en continuo sobresalto, y por la noche descansábamos un poco, porque yo la dejaba entre ocho y nueve con una asistenta que se acostaba en su propio cuarto, y una criada que quiero como una hija; hace ya más de veinte años que está en la casa y duerme en un cuartito junto a la alcoba; tanto Sofía como yo, nos levantábamos varias veces cada noche para ver cómo estaba y cómo seguía; siempre la encontrábamos esperanzada y jamás hablaba de su hijo; estoy segurísima de que ha obrado así sacrificándose.

Si vierais lo ridículos que estáis con ese caparazón de barro, negro como el de un cangrejo, no os pondríais a reñir. Dimos vuelta a la punta arenosa en que nos encontrábamos, y llegamos a una playa en donde el agua estaba limpia. Nos lavamos lo mejor que pudimos, frotándonos con manojos de hierbas para quitarnos la capa de grasa y barro que nos cubría, y nos pusimos la ropa.

Pueden las desventuras de la vida caer sobre esa niña, me decía; encontrará con quien hablar. Fue a la salida de Consuelo cuando nos dimos cuenta del sitio en que nos encontrábamos y de su estupenda belleza. Nuestro albergue nocturno estaba situado en la cúspide de la primer cadena montañosa que hay que atravesar para llegar a Bogotá.

¡Si tuviese el mismo dinero que antes, cuando tu madre vivía aún, y nos encontrábamos en Monte-Carlo!... Pero entonces yo no sabía lo que ahora. Jugaba por aturdirme, por saborear la emoción de la pérdida, que en realidad no me afligía mucho. Sólo apuntaba con placas de mil francos. Creía denigrante tocar otras con mis manos, y además nunca las arriesgaba solas.

El coche de la Emperatriz desapareció entre los árboles de los Campos Elíseos; nosotros montamos en el ómnibus que va á la Plaza de la Bastilla, y á los quince minutos nos encontrabamos en nuestra fonda. Un amigo que nos acompañaba me preguntó con mucho interés durante el camino: ¿Morirá en Paris la Emperatriz Eugenia? Yo dije: no lo .

A no replicó Benigna . Aquí hemos hablado mucho de esto, y la verdad, él podría ser auténtico; pero la tostada del parecido no la encontrábamos. Y pues resulta que esta preciosa fierecita no es de la familia... yo me alegro, y pido que me hagan el favor de quitármela de casa. Bastantes jaquecas me dan las mías. Jacinta y su marido le rogaron al retirarse que le tuviese un día más.

Poseíamos, además, en París, en el bulevar de los Capuchinos, una magnífica casa, donde encontrábamos un confortable apeadero. En fin, en el lujo habitual de nuestra casa nada dejaba traslucir la sombra de la escasez ó de la proximidad á ella. Nuestra mesa era siempre servida con una delicadeza particular y refinada, á la que mi padre daba mucha importancia.