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Actualizado: 17 de junio de 2025


Su aversión a las suntuosidades exteriores parecía haber inspirado la obra de la catedral, ahogada por el caserío que se empuja y arremolina en torno de ella como si buscase su sombra. La plazuela del Ayuntamiento era el único desgarrón que permitía al cristiano monumento respirar su grandeza.

La filosofía moderna alemana, la economía política y la historia son muy cultivadas por esa clase briosa y casi abandonada; y es de su seno que salen dia por dia, á pesar de mil dificultades, oradores elocuentes y escritores de buen temple, que un dia serán hombres de estado, porque el viento del siglo los empuja, pero que harán su carrera muy trabajosamente.

Sólo has penetrado hasta ahora en ella, la has sondeado y conoces sus melancolías, sus flaquezas, y sus ternura. Si me separo de ti, si digo adiós a nuestro amor, no creas que es porque he dejado de estimarlo: obedezco solamente a una ley de la naturaleza que nos empuja a todos a crear una familia.

Andreiña empuja la puerta para cerrarla, y en aquel momento adelántase la Figura gigante del pobre lazarado, derriba por tierra a la bruja y penetra en el zaguán clamando, y todos le siguen repitiendo sus voces. ¡Es nuestro padre! ¡Es nuestro padre! ¡Es nuestro padre! La cocina de la casona. En el hogar arde una gran fogata y las lenguas de la llama ponen reflejos de sangre en los rostros.

Luego se han visto en París, aturdidos por la muchedumbre y por la noche, desamparados, no sabiendo cómo seguir su camino. Valor, mi hombre repite la esposa. Pero tiene que olvidarse de su compañero para dar gracias, con una cortesía de otros tiempos, á alguien que le toma la maleta é intenta levantar al viejo. Es la muchacha ácida, que da órdenes y empuja con irresistible autoridad.

Un poder superior, la incontrastable fuerza que rige los orbes, les hacía pensar en cosas más grandes que la sociedad y que la civilización. ¿Qué eran, qué podían ser las potestades humanas, cuando mundos enteros aparecían como frágiles barquillas perdidas en el infinito espacio, y se les veía navegar á merced del potente soplo que los empuja por sus misteriosos derroteros?

El intruso recorre un largo pasillo, empuja una mampara, tuerce á la izquierda, baja dos peldaños, sube después una escalerilla estrecha. Ya está «entre bastidores». Aquel segundo corredor parece una calle, y lo es, en efecto; una calle del grande y amable mundo de la farándula: á ambos lados del pasillo hay puertas numeradas, éstas cerradas, aquellas abiertas.

A su lado, un anciano respetable comenta también en voz alta el curso de las operaciones, con palabras agrias que nadie escucha; a pesar de sus anteojos, no ve bien la pizarra: se empina, empuja a los vecinos y jura cada vez que algún oficioso repite la cifra que él no alcanza a distinguir. Encarándose con Rocchio, exclama: ¡Pero esto es la ruina de todos! El país está perdido.

»Mientras tanto, mi madre contaba impacientemente las horas sin recibir ninguna noticia consoladora y abandonándose a toda la amargura de sus temores, menos terribles que la verdad, cuando un tumulto confuso que subía de la calle, el redoble de un tambor periódicamente interrumpido, y el rumor sordo de los pasos de un piquete... Perdone usted, señor Gastón, que llore delante de usted, me costaría demasiado contener mi dolor... La pobre escucha con ansiedad, corre, baja velozmente la escalera, atraviesa la plaza, empuja a la multitud, llega al destacamento, mira, lanza un grito y cae.

Si un palo se detiene dando vueltas en un remolino, un leñador lo ha de sacar de la atracción del torbellino; armado de su bichero salta de saliente en saliente hasta llegar al margen del agua con grave peligro de caer en el círculo líquido; se deja entonces caer hasta cerca del agua, casi suspendido de una fuerte raíz, y con su gancho, empuja al tronco hacia el hilo de la corriente haciéndole salir del círculo fatal.

Palabra del Dia

rigoleto

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