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Actualizado: 2 de mayo de 2025
Hízome sentar a su lado; tratábame como su igual; tuve que darle mil noticias del asilo, explicarle todo... Quería saber lo que comen los pequeños, qué ropa les pongo... En fin, que nos hicimos amigas... Empeñada en que fuera yo allá todos los días... A la semana siguiente me mandó montones de ropa, piezas de tela y suscribió a sus niños por una cantidad mensual.
Acostumbrado debía estar este a tan críticas situaciones, porque lo primero que hizo fue dejar el chorreante impermeable en una silla, remangarse tranquilamente las mangas del gabán y los puños de la camisa, y tomar de manos de Chinto una caja cuadrilonga que arrimó a un rincón. Después entró en el cuarto de la paciente, y se oyó la voz gruñona de la comadre, empeñada en darle explicaciones....
«Tía Mariposa, que la chica me gusta.» «Señá Usebia, que yo quiero ser su yerno.» Toda la industria de las Carolinas, la Almenara y Bellasvistas presentaba a la madre sus memoriales; y ella, la muchacha, empeñada en despreciar lo más respetable del comercio, enamoricándose de un albañilillo que trabajaba cerca de la casa de sus señores. Por fin, se había salido con la suya, casándose.
Durante la convalecencia de los dos enfermos, Leticia y Verónica, como si quisieran resarcirse de los afanes y tristezas que habían sufrido juntas como dos hermanas, mejor que como dos amigas, hablaron mucho, de muchísimas cosas: de todo menos del príncipe ruso y de su duelo con el subsecretario de Gobernación, y de Pepe Guzmán, que no asomaba por ningún sendero a cumplir la palabra empeñada con Verónica.
La jubilación de don José está empeñada no sé por cuántas mensualidades, y lo mismo sucede con todo lo que a esa familia le quedaba de algún valor. Pepe no podía sostener la casa sin ayuda de su madre y su hermana; el jornal que gana en mi establecimiento era insuficiente... No ignora Vd. los gastos que ocasiona la enfermedad de su padre.
Sorege, que había vuelto como si nada hubiera pasado, me tenía al corriente de todas las fases de la partida empeñada por ti. Se había vuelto risueño y ya no me hablaba de amor. Debí temerlo todo, pero una especie de aturdimiento me dominaba y no estaba verdaderamente en posesión de mi razón.
D. Diego? dijo Santorcaz. Estoy entusiasmado replicó el mozuelo , y deseo que nos manden cargar sobre las filas francesas. ¡Y mi señora madre empeñada en que conservara yo aquella espada vieja sin filo ni punta...! ¿Está usía sereno? le preguntó Marijuán.
Cuando más empeñada era la lucha y más desesperadamente se resistía don Bernardino, éste recibió un tiro por la espalda que le hizo caer sin vida, y de allí á poco fué muerto también el fiel perro que tanto le defendió, terminando de tan trágico modo aquella sangrienta escena.
Y como parte de los criados, en tanto que se trababa la formidable pelea, hubiesen acudido a los balcones, dando voces llamando a la justicia y pidiendo socorro a los vecinos, y algunos de ellos la puerta principal de la casa hubiesen abierto y a la calle salídose, y acertase a pasar por allí un alcalde con su ronda, entrose en la casa la justicia, subiendo atropellada por las escaleras, y acudiendo donde la pelea continuaba empeñada.
Empeñada en los amores de D. Lope, y éste, ausente con el Emperador en la jornada de Alemania, vivía huérfana, lejos de los palacios de Granada, alegrando con su presencia los cansados ojos del anciano Gerif.
Palabra del Dia
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