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Actualizado: 12 de junio de 2025
Además tenía un color moreno exótico que anunciaba su poca honradez. ¿Llevaba aros en las orejas? preguntó el señor Crackenthorp, que tenia algún conocimiento de las costumbres extranjeras. Bueno... esperad... veremos respondió el señor Snell como un somnámbulo dócil que quisiera realmente no equivocarse, si fuera posible.
Por las abiertas ventanas penetran torrentes espléndidos de sol y canciones de pájaros; estamos á fines de Mayo. El tiempo es magnífico; en la chimenea, tras un biombo chinesco, arde un buen fuego. Este detalle me sorprende; Hervieu, advirtiéndolo, sonríe, haciendo ese gesto dócil del hombre que no sabe rebelarse contra sus hábitos.
Tristán, que se hallaba sentado al lado de su prometida, la reprendió por lo bajo aquella descortesía con un amigo suyo que por primera vez venía a la casa; pero ella, tan dócil generalmente a sus observaciones y hasta a sus reprensiones, esta vez se mantuvo firme. De todos modos, la píldora hizo su efecto: cortose la murmuración y se habló de asuntos más inocentes.
Paseándose un dia Cunegunda en los contornos de la quinta por un tallar que llamaban coto, por entre unas matas vio al doctor Panglós que estaba dando lecciones de física experimental á la doncella de labor de su madre, morenita muy graciosa, y no ménos dócil.
El buen hombre me atavió un troton mas duro que las piedras, que cargó conmigo con la mejor voluntad de que es capaz un rocin; y por su parte se echó á andar á buen paso, caballero en una yegua de humor apacible y dócil, encajado entre las maletas y el baúl que componian mi modesto equipaje.
Un herido que se enamora de su enfermera adopta en seguida la resolución de sanar; es dócil, se presta a todas las operaciones, no recrimina y piensa, mientras se le cura: «¡Es por ella...!» Sea usted coqueta y dulce. ¡Sea elegante...! ¡Perfúmese...! ¡Es necesario...! ¡Esto forma parte de sus deberes...! SITA. ¡No es así, señora, como se me presentaban mis funciones de enfermera...!
La mayor hablaba mucho y reía sin cesar; la segunda, más dócil, imitaba a su hermana en todo. Como eran lindas y se mostraban siempre amables, los jóvenes declaraban que las adoraban; a pesar de esto, hasta entonces ninguno se había presentado como pretendiente. Cerca de las mesas, la señora d'Ornay, coloreada por el reflejo de su sombrilla, daba audiencia a Max Platel.
Su inteligencia clara y su corazón noble se sobrepusieron a la debilidad de los trece años; dominando con valor admirable el terror que le inspiraba doña Rebeca, la acompañó dócil a Rucanto, y allí se echó sobre los hombros su nueva vida, con un firme empeño de levantarla y llevarla gallardamente hasta el final del camino.
La dócil y vetusta zagala obedeció y alzándose de su asiento pasó por delante del mayordomo y Bartolo. Entonces el primero al cruzar la pellizcó en una pierna. Maripepa lanzó un grito. Regalado, con increíble malicia, se volvió hacia Bartolo y le amonestó severamente. ¡Cuidado, Bartolo! No hagas esas cosas, que todavía no tienes derecho á ello.
Comprendían que iba a pasar algo decisivo, irrevocable, pero que ni uno ni otro estaban en estado de prever. Habíanse sentado dócil casi automáticamente.
Palabra del Dia
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