United States or Somalia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Con él fué también Roger, atado sobre el caballo que le conducía, casi exánime por la pérdida de sangre, los golpes recibidos y las peripecias de aquella tremenda jornada. Llegados los ingleses á una altura que dominaba en parte el valle divisaron en la cima de la roca convertida en fortaleza la bandera castellana.

Cuando salieron por el otro extremo de la aldea comenzó á correr alegremente y dando brincos sin pensar en la vuelta. Mas he aquí que unos cien pasos más allá, al revolver de la colina, divisa en un maizal á sus dos enemigos. Y es lo peor que también ellos le divisaron y en cuanto le divisaron emprendieron hacia él una carrera vertiginosa.

En cuanto los chicos le divisaron corrieron a rodearle como un bando de gorriones alborotadores. Don Germán se sentó a descansar en uno de los bancos de piedra, charlando, riendo con ellos. Sus carcajadas llegaban alegres, sonoras, como en otro tiempo a los oídos de Elena, pero ahora sin saber por qué ¡ay! le partían el corazón.

Y habiendo pasado adelante como 5 leguas, llegamos á otros médanos, á donde paramos por ser ya casi puesto el sol: á cuya hora se divisaron dos humos, el uno al E, que dijo Lepin ser en sus toldos, y el otro al S, que le parecia era hácia la Laguna Amarilla. Este dia se caminaría como 18 leguas, y por haber muerto unos toros se le dió el nombre de Médanos de los toros muertos. Dia 6.

Picó espuelas el diestro jinete, trotando hacia la calle de Toledo para tomar la de Segovia y seguir por la Ronda hasta incorporarse con sus amigos en la Puerta de San Vicente. Cuatro jóvenes de buen humor formaban con Antonio Zapata la partida de ciclistas en aquella excursión alegre, y en cuanto divisaron a Ponte y su gigantesca cabalgadura, saludáronle con vítores y cuchufletas.

Un tanto ligera, repuso el sacerdote, acompañando estas palabras con una sonrisa para desvirtuar su aspereza. La joven se puso encarnada. La conversación se hizo más seria. Cerca de las nueve divisaron las torres de Lancia y la gran cortina negra de montañas que cierra su horizonte. El cielo estaba despejado. El viento soplaba tibio del Sur.

Cuando llegaron a la cumbre, divisaron claramente la posición del enemigo, situada a tres leguas de allí, entre Urmatt y Lutzelhouse; se veían grandes líneas negras sobre la nieve; más lejos, algunas masas obscuras, que serían sin duda la artillería y los bagajes; otras masas rodeaban las aldeas, y, a pesar de la distancia, el centelleo de las bayonetas indicaba que una columna acababa de ponerse en camino, en dirección de Wisch.

Todos se volvieron y divisaron a la infeliz oruga humana, envuelta en un mantón viejísimo, con una gorra de lana morada, que aumentaba el tono de cera de su menuda faz, arrugada y marchita como la de un anciano por culpa de la mala alimentación y del desaseo. Sus ojuelos negros, muy abiertos, miraban en derredor con vago asombro, y de sus labios fluía un hilo de baba.

Aquí no estaba á la sazón más que una hermosa mujer que charlaba por los codos y marchaba sin compás, unas veces á brincos y otras arrastrando los pies, bajándose á lo mejor para tomar una piedra y arrojarla al río, ó pegando golpecitos con la sombrilla en las ramas de los árboles. Pronto divisaron la casa solariega de los Estrada encima de la carretera como á unas cien varas.

Apenas nos divisaron los Maigenos, cuando levantaron sus reales y huyeron, y auque los seguimos con cuanta prisa fué posible, no los pudimos alcanzar: pero nos admiró el destrozo que habian hecho los Cários en los enemigos, y los que habian quedado vivos volvieron con nosotros, á nuestro real, muy contentos.