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Actualizado: 28 de junio de 2025


, la religión verdadera se parecía en definitiva a sus ensueños de adolescente, a sus visiones del monte de Loreto más que a la sosa y estúpida disciplina que la habían enseñado como piedad seria y verdadera. ¡Y cuántas más lecciones le había prometido el Magistral para otro día! ¡Cuántas cosas nuevas iba a saber y a sentir! ¡Y qué dicha tener un alma hermana, hermana mayor, a quien poder hablar de tales asuntos, los más interesantes, los más altos sin duda!

Encerrándose en su alcoba, bajo llave, se entregaba al empleo de la disciplina en su enfermo cuerpo. Con frecuencia este ministro protestante y puritano se las había aplicado á las espaldas, riéndose amargamente de mismo al mismo tiempo, y fustigándose aun más implacablemente á causa de esta risa amarga.

Era el cura párroco un fraile exclaustrado de Santo Domingo, muy severo en su moral, muy religioso y muy amigo del orden, de la disciplina y del respeto a la jerarquía social.

Mis esfuerzos estaban agotados y como un edificio levantado por milagro, una mañana, al despertar, sentí que mi valor se derrumbaba. Pretendí recordar una idea perseguida el día antes: ¡imposible! Vanamente me repetía ciertas frases de disciplina que me aguijoneaban alguna vez, como se estimula a los caballos de tiro que se plantan. Había llegado el verano. En las calles brillaba un hermoso sol.

Veinte batallones españoles se iniciaban al mismo tiempo con igual éxito en distintos lugares de París. Cada entusiasta quería ser jefe de los demás, con la soberbia individualista y la repugnancia á la disciplina propias de la raza. Al fin, los futuros caudillos, faltos de soldados, buscaban inscribirse como simples voluntarios... pero en un regimiento francés.

Había sido soldado en Ultramar y guardia civil en la Península. De sus años de disciplina guardaba un gran respeto a todo poder fuerte, un hábito de sumisión, que le hacía acoger las contrariedades con inquebrantable bondad.

1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres; porque esto es justo. 3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. 4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. 5 Siervos, obedeced a vuestros amos según la carne con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como al Cristo;

Ya se ve que es accidental á la Filosofía que los que la profesan, sean de esta, ú otra Religion, y apenas se hallará cosa ninguna, que discurriendo de esta manera no se halle defectuosa. ¿Quién duda que hay algunos abusos en la disciplina Eclesiástica? ¿Se dirá por eso, que ha de exterminarse la antigua disciplina de la Iglesia?

El deber de la disciplina y del honor ¿se extenderá hasta un sacrificio inútil? ¿No seria mejor abandonar el puesto, excusarse á los ojos del jefe con lo imperioso de la necesidad? «No, responde su corazon generoso; esto es cobardía que se cubre con el nombre de prudencia. ¿Qué dirian tus compañeros, qué tu jefe, qué cuantos te conocen? ¿la ignominia ó la muerte? pues la muerte, sin vacilar, la muerte

Pero el alma rebelde de Quiroga no podía sufrir el yugo de la disciplina, el orden del cuartel, ni la demora de los ascensos. Se sentía llamado a mandar, a surgir de un golpe, a crearse él solo a despecho de la sociedad civilizada, en hostilidad con ella, una carrera a su modo, asociando el valor y el crimen, el gobierno y la desorganización.

Palabra del Dia

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