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Actualizado: 8 de julio de 2025


Irala habiendo tiempo navegado El Paraguay arriba con su gente, Y al buen Nuño de Chaves despachado A que salga al Perú muy diligente, Se vuelve á la Asumpcion, que el que ha pecado No puede asegurar jamás la mente: Que no puede hallarse mejor ciencia, Ni prueba, que le iguale á la conciencia.

Como el tiempo era malo y tempestuoso, y el navío hacia mucha agua, tuvieron mucho que sufrir: pero la mayor desgracia fué la pérdida de su contramaestre Jaime Allen y de otros dos, á los ocho dias de haberse hecho á la vela. Este contramaestre era diligente y exacto en el cumplimiento de su obligacion, y habia servido el mismo empleo en la expedicion al norte, en compañía de otros.

Id con Dios, id con Dios, don Francisco, y al menos escribiéndonos, no nos olvidaréis. Así haré, porque como escribiendo me divierto, en escribir soy diligente. Y adiós, fray Luis, y no me detengáis más, que estoy decidido y aún me queda que hacer, y ansia tengo por acabar. ¿Y no os despedís de esa desdichada?

A lo que Sancho respondió: -Harto mejor sería no buscalle, porque si le hallamos y acaso fuese el dueño del dinero, claro está que lo tengo de restituir; y así, fuera mejor, sin hacer esta inútil diligencia, poseerlo yo con buena fe hasta que, por otra vía menos curiosa y diligente, pareciera su verdadero señor; y quizá fuera a tiempo que lo hubiera gastado, y entonces el rey me hacía franco. -Engáñaste en eso, Sancho -respondió don Quijote-; que, ya que hemos caído en sospecha de quién es el dueño, cuasi delante, estamos obligados a buscarle y volvérselos; y, cuando no le buscásemos, la vehemente sospecha que tenemos de que él lo sea nos pone ya en tanta culpa como si lo fuese.

Mandóle á llamar el obispo secretamente: acudió, diligente, y habiendo considerado despacio la obra en presencia del venerable prelado, presentóse en la junta de alarifes y maestros del arte, ya congregados, y les dió á entender cómo se podia proseguir y llevar á término el grande edificio.

Vime harto y contento con el segundo amo y con el nuevo oficio; mostréme solícito y diligente en la guarda del rebaño, sin apartarme dél sino las siestas, que me iba a pasarlas, o ya a la sombra de algún árbol, o de algún ribazo o peña, o a la de alguna mata, a la margen de algún arroyo de los muchos que por allí corrían.

Es cosa de notar de aquesta gente En como á su muger ama el marido, Que ni hijos, ni padres, ni pariente En tanto tiene: y que ha sucedido Venir tras su muger muy diligente, Y dar en trueco un hijo muy querido El indio con tristeza lastimera, Por verse sin su dulce compañera.

Estando aquì el Virrey, D. Diego viene Al asiento llamado de Tomina, A un Corregidor, que el pueblo tiene, Al punto que lo con èl camina, Prendiendole, que quiere que se suene Que èl mismo á le prender se determina: A Potosì lo lleva diligente, Y el pobre de D. Diego v

Mari Pepa esparcía en el suelo las colchas y pañolones que habían acopiado en el saqueo y andaban en confuso montón sobre las sillas; Lita escogía y combinaba colores y tamaños, y Pito Salces y yo, encaramados en muebles de la necesaria altura, clavábamos en las paredes, y tan arriba como nos era posible, con tachuelas, con puntas... hasta con clavos «trabaderos» y cuanto habíamos podido haber a las manos en una mechinal de la bodega en que acumulaba Chisco las reservas de esta especie, lo que la diligente y afanada nieta del gigantón de la Castañalera nos iba alargando con sus manitas primorosas, de lo desparramado por el suelo.

Verdugo diligente e implacable, dispuesto a vengar en las manos infantiles el menor desmán, cualquiera osadía contra los poetas del siglo de Augusto, don Román no se andaba con chicas, ni tenía piedad; quien la hacía la pagaba, así fuera el hijo del alcalde. Don Román se detuvo a dos pasos de . Me vió atentamente, y componiéndose los anteojos me preguntó en tono de notario aburrido.

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