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Actualizado: 8 de julio de 2025


Un tercer itinerario publicó Helms en un libro que ha recibido los honores de la reimpresion en Inglaterra . El autor describe su viage desde Buenos Aires hasta Lima, adonde iba á egercer las funciones de director de las minas del Perú, despues de haberlo sido de las de Cracovia. Es escritor diligente, menos en los nombres que desfigura, como acostumbran hacerlo los extrangeros .

Dejé, si os acordais, en la marina, Pasado ya el naufragio, á nuestra gente; El Aurora nos viene ya vecina, Apolo muestra ya su roja frente; El bergantin navega á la bolina, Subiendo el rio arriba diligente; El Zapican ejército, marchando En siete escuadras, viene ya gritando.

Luis de Pedrosa dijo, que, si bien habían estado en Argel muchos bravos caballeros, ninguno había hecho tanto bien á sus amigos esclavos como Cervantes, y que éste tenía tanta y tan peculiar gracia, y era tan ingenioso y diligente, que pocos hombres podían comparársele.

Al levantarse, anduvo el espada por la casa con un cigarrillo en la boca, desperezándose para probar si sus membrudos brazos conservaban su agilidad. Tomó en la cocina una copa de Cazalla, y vio a la mamita, siempre diligente a pesar de sus años y sus carnes, moviéndose cerca de los fogones, tratando con maternal vigilancia a las criadas, disponiéndolo todo para el buen gobierno de la casa.

No pasaba todavía el hijo del boticario de ser un tertuliano satisfecho y un amigo diligente y afectuoso de los señores de Bermúdez, para andar con ellos por los caminos trillados en que se le ponía para que anduviera; pero esto solo, que en absoluto parece tan poca cosa, en un hombre como él acusaba unas modificaciones internas de mucha hondura.

Los bergantines suben prestamente A descargar el hato que llevaban, El Guaranì acudiera diligente A ver que los cristianos esperaban. Recibidos de paz, y prestamente Los indios

Entre estos dos conocimientos hay una diferencia; porque para tener el primero, basta la misma presencia del alma, que es principio del acto, con el cual el alma se percibe á misma, y así decimos que se conoce por su presencia; mas para el segundo conocimiento dicha presencia no basta, sino que se necesita una investigacion diligente y sutil, y por esto muchos ignoran la naturaleza del alma y muchos erraron sobre ella, por lo cual dice san Agustin en el libro 10 de Trinitate: no se busque el alma á misma como para ver una cosa ausente, sino procure discernirse como una cosa presente; esto es, conocer lo que la diferencia de las otras cosas, en lo que consiste el conocer su esencia y su naturaleza .

Ahora me río considerando cómo se me partía el corazón con aquellas cosas. Pero aún habían de ocurrir más terribles desventuras. Al año de su transformación, la tía Martina, Rosario la cocinera, Marcial y otros personajes de la servidumbre, se ocupaban un día de cierto grave asunto. Aplicando mi diligente oído, luego me enteré de que corrían rumores alarmantes: la señorita se iba a casar.

Primitivo, más blando que un guante, le daba cuenta en voz reposada de lo ocurrido allí durante medio año, en materia de vacas paridas, obras emprendidas, rentas cobradas; y mientras el padre reconocía así su autoridad superior, la hija le servía diligente y humilde, con pegajosa dulzura de animal doméstico que implora caricias. No sabía Julián qué cara poner en vista de una acogida tan cordial.

Pero ya se sabía que un diligente padre de familia tiene que ser un héroe. Empezaban los sacrificios, y bien que dolían; pero adelante. La seriedad de la nueva lucha se conocía en eso, en el dolor. Todos miraron a Bonis, y después a don Nepo, que era el llamado a contestar. Don Juan, que era sumamente moroso y tranquilo, había cambiado mucho con las enseñanzas y excitaciones de Marta.

Palabra del Dia

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