Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 24 de junio de 2025
Era una babucha, pero una babucha inverosímil por su tamaño, de raso blanco, con puntera de filigrana de oro y lazos de pluma de cisne sujetos con esmeraldas: una preciosidad artística, cortada sin duda alguna a la medida del pie de un hada, y hecha, más bien que para encerrar un pie humano, para guardar joyas y dijes sobre el tocador de una dama.
Su traje, sin nada que se contrapusiese a la ancianidad de la persona, era sencillo y elegante. Nada de dijes. Sólo botoncillos de nácar cerraban la bien planchada pechera. El lazo de la corbata blanca estaba improvisado sin artificio. El chaleco era negro. Pasaba el Barón por persona de conversación amenísima. Sus chistes eran repentinos, frescos y no recalentados ni preparados en casa.
Y descubriendo un cofrecico donde venían las de Preciosa, se le puso en las manos al Corregidor, y en abriéndole, vio aquellos dijes pueriles; pero no cayó lo que podían significar. Mirólos también la Corregidora, pero tampoco dió en la cuenta: sólo dijo: Estos son adornos de alguna pequeña criatura.
Pero, amigo... creo que ama a otro. No me dejes, Jacobo, no me dejes; si tu pistola te molesta, tírala. Hace cosa de seis meses que la veo inquieta y triste, y como nerviosa y taciturna. Y a veces, la he sorprendido mirándome tímida y compasiva. Se comunica con alguien. He observado que ha recogido sus cosas... vestidos, dijes y joyas. Jacobo, yo creo que prepara una fuga.
Amiga del boato, manirrota, terca y regañona, atosigaba al pobrete del marido con exigencias de dinero; y aquello no era casa, ni hogar, ni Cristo que lo fundó, sino trasunto vivo del infierno. Ni se daba escobada, ni se zurcían las calcetas del pagano, ni se cuidaba del puchero, y todo, en fin, andaba a la bolina. Madama no pensaba sino en dijes y faralares, en bebendurrias y paseos.
Mujer al cabo Lucía, y nuevos para ella tales primores, más de una vez, como la Margarita de Fausto, se colgó ante un espejillo los preciosos dijes, complaciéndose en sacudir la cabeza a fin de que fulgurasen los resplandores de los pendientes y las flores de pedrería salpicadas por el obscuro cabello.
Su casaca, su chupa, sus calzones y medias de seda no tenían una mancha, y si tenían alguna rotura, ésta se hallaba diestra y primorosamente zurcida. Gastaba peluca con polvos y coleta, y lucía muchos dijes en las cadenas de sendos relojes que llevaba en ambos bolsillos de la chupa.
En un extremo de la sala principal hay algo como oratorio, donde resplandece un niño Jesús de talla, blanco y rubio, con ojos azules y bastante guapo. Su vestido es de raso blanco, con manto azul, lleno de estrellitas de oro, y todo él está cubierto de dijes y de joyas.
Vio Lucía sin disgusto al cortés y afable Miranda, y reparó con pueril curiosidad el aseo de su persona, su calzado pulcro, sus níveos cuellos, los caprichosos dijes de su reloj y corbata: que toda mujer, compréndalo o no, se paga de exterioridades y menudencias por este estilo. Además, poseía Miranda y la desplegó , una ciencia que llamar pudiéramos la de agradar por diversión.
Se veían allí bagatelas, adornos, dijes, bellos presentes que indicaban un recuerdo constante y que debieron de ser hechos por delicados dedos, á impulsos de un tierno corazón.
Palabra del Dia
Otros Mirando