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Actualizado: 6 de mayo de 2025


Verdad es que pesándolo todo, mas feliz suerte que la del Dux es la del gondolero; pero es tan poca la diferencia, que no merece la pena de un detenido exâmen. Me han hablado, dixo Candido, del senador Pococurante, que vive en ese suntuoso palacio situado sobre el Brenta, y que agasaja mucho á los forasteros; y dicen que es un hombre que nunca ha sabido qué cosa sea tener pesadumbre.

Uno fue detenido en medio de la iglesia por varias señoras y estuvo hablando un buen rato con ellas, aunque con visibles deseos de dejarlas. Por los vidrios emplomados de los grandes rosetones pasaba ya toda la claridad del día que evaporaba el misterio del templo, dejándolo triste, pobre y sucio como en realidad era.

Había partido temprano, pero se había retrasado en el camino. Su indolencia la disponía a creer que la nieve dejaría de caer si esperaba bajo un abrigo caliente. Se había detenido más tiempo del que pensaba, y ahora que la noche la había sorprendido en las largas callejuelas rugosas y cubiertas de nieve, ni siquiera el ardor de la venganza podía impedir que su coraje desmayara. Eran las siete.

Vamos, vamos, que es tarde. , señora; es tarde. Entraremos en casa cuando ya estén encendidos los faroles. No, no tanto. Ya verá usted. Si no te hubieras detenido en la fragua de tu primo.... ¿Qué fragua? Es un molino, señora. A Petra le supo a malicia lo que era una equivocación. Cuando llegaban a las primeras casas de Vetusta, obscurecía.

Ya se irá apagando también..., porque señales de lo contrario no deben de ser. ¡A buen tiempo!... Sin embargo, no me resignaría a que ese pobre hombre me apuntara en su libro verde con suficientes motivos. ¡Vea usted cómo puede haber un grano de arena que cierre el paso a una mujer que nunca se ha detenido delante de una montaña!... Es raro eso... Pero ¡qué criatura aquélla!

Ya he hecho la prueba; he comido ya bastante dinero ¡y si mamá no me hubiera detenido!... pero estoy pronto para volver a empezar. ¡Ah, cuán feliz sería conmigo! Le haría pasar una existencia de princesa encantada... En su lujo vería el gusto, el arte y la ciencia de su marido. Pasaría mi vida en componerla, engalanarla, emperifollarla y pasearla triunfante a través del mundo.

Don Mariano fue detenido por todos sus amigos que le habían rodeado; pero viéndose inmediatamente solo, porque todos, advertidos por un grito de Marta, acudieron a socorrer a doña Gertrudis, presa de un síncope, se arrojó también como un relámpago fuera de la sala.

Quería arrojarse sobre Dunstan, arrancarle el látigo de la mano, darle de azotes hasta ponerlo a dos dedos de la muerte, y ningún temor corporal lo hubiera detenido, si otra suerte de miedo, alimentado por sentimientos que podían más que su ira, no hubieran dominado su voluntad. Cuando volvió a hablar fue en tono casi conciliador.

El bueno del P. Jacinto, confesor de Clarita, le aseguraba que la promesa era nula. Clarita al cabo la anuló, haciendo otra promesa dulcísima para D. Carlos. Le prometió darle su mano, confesándole al fin que le amaba. Una alambicada cavilación había detenido á Clara en dar el á D. Carlos.

Llegó á noticia de los Catalanes de Thracia como Berenguer estaba detenido en Génova, en cárceles indignas de su persona, sin tratar de darle libertad, y determinaron de comun parecer, ya que por las armas no se podia intentar, suplicar al rey de Aragon Don Jaime interpusiese su autoridad con los de aquella república.

Palabra del Dia

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