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Actualizado: 6 de junio de 2025
El autor de En viaje añade, sin embargo, a renglón seguido: «si he consignado algunos nombres, si me he detenido en el de algunas de las personalidades más notables en la actualidad, es porque, habiendo tenido la suerte de tratarlas, entran en mi cuadro de recuerdos». Valga como excusa, pero es lástima, y grande, que no se haya decidido a examinar con mayor detención tema tan rico como interesante.
Su nueva ama les observaba desde la arilla. Basilio llegó á San Diego en el momento en que la procesion de la Nochebuena recorría las calles. Se había retrasado en su camino perdiendo muchas horas porque el cochero que había olvidado su cédula, fué detenido por la Guardia Civil, sacudido con algunos culatazos y llevado despues al cuartel delante del comandante.
Pero, a la manera de una bestia feroz, en cuya posteridad domesticada hubiérase cambiado la acometividad en mansedumbre artera e innoble, el igualitarismo, en la forma mansa de la tendencia a lo utilitario y lo vulgar, puede ser un objeto real de acusación contra la democracia del siglo XIX. No se ha detenido ante ella ningún espíritu delicado y sagaz a quien no hayan hecho pensar angustiosamente algunos de sus resultados en el aspecto social y en el político.
Por fin, en la mesa de Paquito halló uno que pareciole muy semejante, por su flexibilidad y consistencia, al que empleaba el Banco en sus billetes. Obtuvo esta certidumbre después de un detenido trabajo de comparación entra las distintas clases de papel y un billete de doscientos reales que conservaba.
Al salir Rafael de la casa del amo, espoleó su jaca, para hacer una visita a Marchamalo antes de volver al cortijo, pero se vio detenido frente al Círculo Caballista. Los señoritos más ricos de Jerez abandonaban sus copas de vino para salir a la calle, rodeando el caballo del aperador.
El señor de Lerne se levantó también inmediatamente diciendo: Perdón por haberos detenido tanto tiempo. ¡Pero yo no renuncio! dijo ella graciosamente al alejarse.
Era un desayuno de hirviente sangre humana, y yo no podía olvidar que la sangre humana tarda mucho en enfriarse. Esperando pues que se enfriara el desayuno, me lo pasé todo el día en cama. Felizmente tenía caramelos de goma en la mesita de luz, porque estaba muy resfriado. Tan resfriado que la respiración se me había detenido por completo.
Harás una vida tan nueva para ti, tan llena de distracciones que no cuento mucho con tu exactitud. Juan había detenido el carricoche y nos aguardaba. Era preciso partir. Llorando con toda mi alma tomé las manos del cura y exclamé: Señor cura, la vida tiene momentos bastante malos. Eso pasará, pasará respondió con voz entrecortada. Adiós, mi hijita querida; no me olvides y precávete, precávete...
Pero como la cuestión en primer lugar, refiriéndose a Colombia, entra en mi cuadro, y toca por otra parte, no ya a un interés del momento, sino a la marcha constante de la política americana, no creo inoportuno consignar aquí las ideas que un estudio detenido me permite considerar como las más sanas y convenientes para todos.
La Parte XXIII de comedias fué publicada en 1638; en 1641, la XXIV, y en 1647, la XXV, último volumen de la colección de obras dramáticas de Lope de Vega formada en tiempos del autor. Por dos clases de razones nos hemos detenido a narrar, acaso harto prolijamente, la biografía del poeta.
Palabra del Dia
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