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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Pero siguieron sonando, y su estrépito belicoso entró por sus oídos con la misma impresión reconfortante y cálida que si un vino de generosa embriaguez se deslizase por su boca. Un pelotón de cabos y soldados doce fusiles se había destacado de la doble masa militar. Lo mandaba un suboficial de bigote rubio, pequeño, delicado, con el sable desnudo.

Y sin saber por qué lo hacía, cediendo al instinto, se arrojó al suelo lo mismo que un moribundo. Todavía retumbaron unos cuantos disparos. Luego se hizo el silencio. Únicamente en el vapor inmediato seguía ladrando el perro. Vió una sombra que avanzaba lentamente hacia él. Era un hombre, uno de sus enemigos, destacado del grupo para examinarle de cerca.

El tren rodaba entre las sombras con la rapidez del viento, lanzando la locomotiva de cuando en cuando sus silbidos agudos que no despertaban eco en la llanura; y yo, mientras que los demas viajeros dormían á mi lado, fumaba con deleite, dejando vagar mi espíritu en un torbellino de recuerdos de amor y de cavilaciones sobre el porvenir del hombre, al mismo tiempo que, hundiendo la mirada en la sombra interminable que cubría la campiña, buscaba en su seno alguna luz fugitiva ó alguna otra sombra mas pronunciada y vigorosa producida por un edificio destacado aqui ó allá cerca del camino.

Una masa negra, otra, sin duda, se había destacado de un árbol de la orilla derecha, y había pasado a través del río con extrañas ondulaciones produciendo una leve corriente de aire, y desapareciendo entre las plantas de la orilla izquierda. ¿Lo has visto, Horn? preguntó Cornelio. ; y lo que es. ¿Un proyectil? No, señor Cornelio.

Destacado en la oficina árabe, está rebajado del servicio de cuartel y siempre se le ve en la calle, de guante blanco, recién rizado, con grandes cartapacios bajo el brazo. Es admirado y temido. Es una autoridad. No hay duda; aquella historia del rosario robado lleva trazas de no acabarse nunca. ¡Buenas tardes! No espero el final. Al marcharme, está en efervescencia la antecámara.

Había ya pasado una hora sin que ocurriera nada extraordinario, cuando Cornelio creyó ver una masa oscura que atravesaba rápidamente el río describiendo una curva por el aire. Se había destacado de un árbol situado en la orilla derecha, y desapareció bajo los bosques de la opuesta. Van-Horn, ¿has visto? preguntó, echando mano precipitadamente del fusil.

Mientras Bolívar y Mariño, que habian salvado con bien, habiendo despachado emisarios á Escalona para que defendiese la plaza de Valencia, corrian á sacar recursos de la capital, Bóves, despues de perseguir á los vencidos hasta la Victoria y destacado su columna de 1.500 hombres al mando del capitan Ramon Gonzalez para que se dirigiese á Carácas con el resto de su gente, se presentó el 19 delante de Valencia, y reduciendo á Escalona en ella al estrecho recinto de la Plaza Mayor, le obligó á capitular, ofreciéndole ante Dios que respetaria la vida y propiedad de cuantos ocupaban la plaza; pero á los dos dias el coronel Alcover, el Doctor Espejo, todos los oficiales, menos Escalona que pudo huir á favor de un disfraz, los sargentos y varios particulares de Valencia perecian vilmente asesinados.

En el pueblo de Sicuani halló el Inspector D. José del Valle al Mayor General, D. Francisco Cuellar, que como queda dicho en su lugar, habia destacado á la provincia de Carabaya, para que persiguiese y prendiese al traidor Diego Cristóval Tupac-Amaru, sus sobrinos y á cuantos le acompañaban.

Representaba cincuenta años, bien corridos; tenía buen color, la cabeza muy poblada de pelo alborotado y recio, la cara pequeña y enjuta, y aún parecía más chica de lo que era, por lo espeso de la barba que le ocupaba la mitad; la barba y el pelo, empezando a encanecer; la frente ancha, y destacado el entrecejo; la nariz curva, y la mirada de sus ojuelos verdes, firme y escrutadora; cara, en fin, cervantesca y un tanto «aquijotada». Daba grandes pasos con sus largas piernas al dirigirse a nosotros que le salimos al encuentro, y balanceaba el cuerpo, nervudo y cenceño y algo inclinado hacia adelante, al compás de las zancadas; vestía un traje modesto de paño obscuro, fuerte y barato, y calzaba abarcas de tarugos.

Estaba tan bien con el arma luciente en la mano y la mirada relampagueando como la espada; era tan fuerte y ágil, que me pareció verdaderamente un ser destacado de una de esas novelas de Walter Scott que tanto me agradan.

Palabra del Dia

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