Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 24 de julio de 2025
La última vez que los vió, antes de doblar un recodo del sendero, el más joven de los saltimbanquis se había subido sobre los hombros de su compañero y desde aquella altura lo saludaba con dos banderolas de chillones colores, que agitaba sobre su cabeza. Roger les hizo un ademán de despedida y emprendió sonriente el camino de Munster.
Ella contestó con un gesto de extrañeza y desaliento. ¡Casarse!... Diez días antes no deseaba otra cosa. Ahora sólo de tarde en tarde surgía en su memoria la posibilidad del matrimonio. ¡Para qué pensar en sucesos remotos é inseguros! Otros más inmediatos ocupaban su ánimo. La despedida de su hermano en la estación era una escena que se había fijado en su memoria.
A la primera insinuación amorosa, brusca, significada más por gestos que por palabras, el ama contestó con un gruñido, y fingiendo no comprender lo que le pedían; a la segunda intentona, que fue un ataque brutal, sin arte, de hombre casto que se vuelve loco de lujuria en un momento, Paula dio por respuesta un brinco, una patada; y sin decir palabra se fue a su cuarto, hizo un lío de ropa, símbolo de despedida, porque tenía allí muchos baúles cargados de trapos y otros artículos, y salió diciendo desde la escalera: ¡Señor cura! yo me voy a dormir a casa de mi padre.
Levantó sus ojitos hasta los míos, en una tiernísima mirada de despedida, precursora del sueño, y recostando su cabeza sobre mi pecho, se quedó dormido. Su pequeño corazón latía sobre el mío, fundidos ambos en ritmo de amor inefable. Es ilusión de todos los padres querer que sus hijos se parezcan a ellos.
Hízomela diciendo que la cosa mala en que ella había pensado de pronto, era una despedida para lejanas tierras, por no tener ya quehaceres en aquéllas tan tristonas para mí. ¡Pensar yo en irme entonces de Tablanca!... Podía jurar que nunca me había visto más apegado al valle. Pero ¿por qué mi ausencia de él era calificada por ella de cosa mala?
Compró, sin regatear, la canastilla, encomendó a los tapiceros la tarea de alhajar el cuarto de su señora, encargó un coche nuevo, eligió dos caballos alazanes de la más rara belleza, y aligeró la publicación de las amonestaciones. El banquete de despedida de soltero que ofreció a sus camaradas, inscrito está con letras de oro en los fastos del Café Inglés.
Hasta mañana... no, hasta luego. Se alejaba algunos pasos ribazo arriba, y volvía de repente buscando los brazos de su amante. Otro, príncipe mío... el último. Era la eterna despedida de amor; arrancarse con nervioso impulso de los brazos para volver al momento con la angustia de la separación. Comenzaba a clarear el día.
¡Ah, Marta, querida Marta, perdóname! suplicó la joven asustada echando los brazos al cuello de su aya y poniéndose a llorar sobre su pecho . He hecho mal. Seréis despedida, y yo moriré de pena y de dolor. No, no; tranquilízate, querida Elena dijo la viuda prodigándole sus caricias para calmarla . Habla. ¿Qué ha sucedido? Federico, Federico estuvo en el jardín...
Levantó la cabeza orgullosamente, dirigió á Tragomer un ademán de despedida y se alejó.
¡Adiós, Miguel! dijo Castro, con la convicción de que este saludo iba á ser algo más que una despedida momentánea. Adiós contestó el príncipe sin moverse. Cerca ya de la puerta, Atilio retrocedió. Sé lo que significa mi negativa y lo que me toca hacer. Adiós otra vez. ¡Cree que si me pidieses otra cosa...!
Palabra del Dia
Otros Mirando