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Actualizado: 24 de julio de 2025
El Comendador y Lucía escribieron con la misma fecha á D. Carlos de Atienza, participándole la novedad de la despedida de D. Casimiro, de la resolución de Clara de retirarse á un convento y del estado poco satisfactorio de su salud. Don Carlos partió desatentado de Sevilla, y estuvo en la ciudad á poco.
Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos. 35 Y mandó a la multitud que se recostasen sobre la tierra. 36 Y tomando los siete panes y los peces, dando gracias, partió y dio a sus discípulos; y los discípulos a la multitud. 39 Entonces, despedida la multitud, subió en un barco; y vino a los términos de Magdala.
Era posible que don Antonio Cuadros, que tan rápidamente se enriquecía.... Pero no. El enérgico gesto de su madre le dio a entender que no consentía auxilios que lastimasen su amor propio. Tal vez más adelante ella no diría que no, cuando se reanudasen las amistades; ahora, desde la despedida de Andresito, eran bastante frías.
Era llegado el momento de poner por obra su firme y decidido propósito. Había sonado la hora de abandonar para siempre aquella casa, y antes de dejarla quería abarcarlo, condensarlo todo por última vez en una despedida que grabase en su memoria los rasgos indelebles de cuanto allí le había rodeado mientras vivió cerca de ella. Miró al jardín.
Entonces, reparando el marino en la profunda alteración de sus facciones, observó: Tú también pareces enfermo.... El médico perdió su aplomo hasta el punto de no saber qué contestar, y la despedida resultó fría y penosa. Todo el resto de aquel día se pasó en Rucanto en una tesitura violentísima, pero sin una voz levantada, sin un insulto echado a volar.
La víspera, los compadres de la reunión y algunos íntimos recibieron de él afectuosa carta de despedida y adjunta una invitación del capitán del barco para que, si tenían gusto en ello, viniesen á beber unas cañas á la salud y al viaje feliz de su amigo. Pepe de Chiclana recibió la suya.
Estaba Paz sola en su cuarto, tristemente impresionada con la despedida de por la mañana, todavía en ropas de levantar, sin gusto para engalanarse, descuidado el vestir y no muy enjutos los ojos, cuando entró la doncella diciendo que un sacerdote deseaba hablar a la señorita.
Clara, conmovida hasta saltársele las lágrimas, de todos se despide, sube por la escalerilla y todavía desde lo alto les envía con su hermosa mano un beso de despedida. Sin embargo, arriba ya estaban buscándola su hermano y Tristán. El coche enganchado esperaba a la puerta.
Tembló otra vez la cama, y dos gotas de turbio cristal rodaron por las mejillas lívidas de Julio. Sus labios de cirio se contrajeron con una postrera desgarradura, y Carmencita, inclinándose sobre aquella despedida suprema, le besó en la frente con una caricia sedosa y pura, llena de celestial encanto....
Pues entonces dije con un ademán de despedida, ¡hasta nuestra próxima entrevista, que espero nos permitirá conocernos mejor! ¡Y para ello, ojalá que Vuestra Majestad nos proporcione pronta oportunidad! agregó Ruperto altaneramente; y al pasar junto a Sarto miró a éste con tal expresión de desprecio y burla que el veterano apretó los puños y sus ojos brillaron amenazadores.
Palabra del Dia
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