United States or Bangladesh ? Vote for the TOP Country of the Week !


Tampoco se podía ver el del cocinero mayor, que estaba de pie en la parte interior del locutorio. El reflejo de la luz atravesando la reja, era muy débil. Esto convenía á Montiño, porque si la abadesa hubiera podido verle el semblante, hubiera sospechado del cocinero mayor, que estaba pálido, desencajado, trémulo. Dadme esa carta repitió la abadesa.

La Marquesa de Oreve me llamó ayer a su casa por una carta urgente y fui corriendo con el presentimiento de lo que iba a suceder. Estaba yo tan pálido y desencajado, que la Marquesa exclamó al verme: No se alarme usted, querido amigo... Lo que tengo que decirle exige ante todo calma y sangre fría... Se trata de Luciana, ¿verdad?

Los vecinos cerraban puertas y ventanas al verme, y aunque la ciudad es grande, siempre me conocían en las calles y me insultaban. Un día, al entrar en casa, me recibió mi mujer como una loca. ¡La niña! ¡La niña!... La vi en la cama, con el rostro desencajado, verdoso, ¡ella tan bonita! y la lengua manchada de blanco.

Presentóse éste, pálido, desencajado, estropeado completamente en cuerpo y traje; miró al entrar con recelo en torno suyo, y dijo con grande misterio: ¿Podrá escuchar alguien lo que voy á decir á vuecencia? Nadie, Montiño, nadie contestó el duque . ¿Pero qué sucede? Sucede, señor... En primer lugar, la Dorotea me envía.

La cara se le entristeció de tal manera que la joven, reprimiendo a duras penas una sonrisa, repitió con más resolución aún: No volveré a casarme segunda vez... a no ser contigo. El conde la contempló desencajado. ¿Es de veras eso? preguntó al fin con voz temblorosa. ¡Y tan de veras! repuso ella mirándole sonriente. Dame esa mano, Fernanda. Tómala, Luis.

El conde, pálido, desencajado, sin hacer el más leve movimiento, parecía la estatua de la desesperación. Al poco rato se tapó la cara con las manos y así escuchó hasta el fin. ¡Oh, qué infame! ¡oh, qué infame! murmuró sordamente. , muy infame, pero aún espero serlo más. ¿Has oído todas estas infamias? Pues no son nada en comparación con las que haré.

Simoun se levantó de un salto y se abalanzó al joven. ¿Se ha muerto? preguntó con acento terrible. Esta tarde, á las seis; ahora debe estar... ¡No es verdad! rugió Simoun pálido y desencajado, ¡no es verdad! María Clara vive, ¡María Clara tiene que vivir! Es un pretesto cobarde... no se ha muerto, ¡y esta noche la he de libertar ó mañana muere usted! Basilio se encogió de hombros.

La doncella, insensible ante la fuga del señorito, sólo atendía a Leonora, adivinando la próxima crisis, contemplando con sus ojos de vaca mansa el desencajado rostro de la señora.

Era una criatura enteca, de rostro pálido: con el sueño estaba desencajado. Sus cabellos negros revueltos, erizados, le daban aspecto de aparecido. La alegría salvaje de los obreros ante aquel cuadro lastimoso produjo penosa impresión en Raimundo.

El tío Manolillo, revelando aquel crimen al cocinero mayor, había cometido una imprudencia gravísima; Francisco Montiño, que en otra ocasión, por interés propio, hubiera guardado la más profunda reserva, enloquecido, aterrado, fuera de , había roto el secreto. El duque de Lerma, pálido y desencajado, estuvo algunos momentos sin hablar después de haber oído la frase una perdiz envenenada.