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Actualizado: 13 de mayo de 2025


Confuso, sin atreverse á alegrarse, temeroso de una nueva desdicha, el cocinero mayor salió y siguió al carcelero. Se cerró de nuevo la puerta y se oyeron los tres cerrojos y las tres llaves. Cuando el duque de Lerma, de vuelta de la casa de doña Ana, llegó al postigo de la suya, se le atravesó un bulto embozado. ¡Hola! le dijo aquel bulto ; detente y escucha.

Contra valor no hay desdicha, que representa la juventud de Ciro, se distingue por su carácter pastoril, y contiene, en sus escenas campestres, numerosas descripciones de la especie en que sobresale particularmente Lope.

Hay en París casas que inspiran tristeza y otras que infunden alegría. En las fachadas se lee la desdicha ó la felicidad como en la fisonomía de los seres vivos.

Sucedió, al fin, que, por desdicha, estas cosas que de mi madre se decían, llegaron a oídos de un pariente de mi padre, que tenía un oficio de alcalde en Sevilla; y digo por desdicha, pues cuando este pariente nuestro supo lo que de mi madre se contaba, ya mi madre estaba próxima a su alumbramiento, que cuando hubiera sobrevenido se hubiera sabido por la solemnidad de mi bautizo, que no podía menos de ser solemne, siendo yo hija de un general de las galeras del rey; don Baltasar hubiera caído de su engaño, y no hubiera podido menos de reconocer que la liviana que desde hacía poco tiempo le concedía sus favores, no era mi madre ni podía serlo, lo cual le hubiera movido tal vez a restaurar a mi madre en su honra.

Que tal es mi suerte pecadora, que á donde yo voy va la desdicha, y el bien que hago sangre y lágrimas me cuesta. Os debemos, sin embargo, demasiado. Quédanse las cosas como se estaban, y no podía suceder de otro modo; que tal anda ello, que el gobierno es como capa vieja á quien se la va el remiendo que se la ha puesto, por las puntadas.

Admitiéronle, y entraron, y a poco, encerrado el capitán Diego de Urbina con Cervantes en la cámara del alcázar de popa, oía el cuento de su desdicha, y le amparaba, y secretamente en la galera le tenía.

; le he llevado por mi desdicha al teatro; allí ha tropezado con ese impertinente de don Bernardino de Cáceres, que le ha provocado; que le ha metido en un lance. ¡Bah! pues don Bernardino no le matará exclamó con gran confianza el tío Manolillo. ¿Y decís que irá al alcázar Juan? De seguro. ¡Oh! ¿y podéis ponerme en sitio desde donde le vea?... añadió con ansiedad la joven.

Emplee usted esos dos mil reales en amparar otra desdicha, y los mil restantes guárdelos usted para dárselos doce a doce duros a la señora Adela: hay para cuatro meses; dentro de cuatro meses ganaré una peseta, que era cuanto deseaba. Con que... no hablemos más. Ahí se queda eso. Tengo que comer y estar a las tres en el taller. Y escapaba. Espera, la dije, ¿no quieres tener nada mío?

Después de pasar muchas horas sollozando y pidiendo fuerzas a Dios para soportar su desdicha, resolviose a implorar la caridad; pero todavía quiso el infeliz disfrazar la humillación, y decidió cantar por las calles de noche solamente. Poseía una voz regular, y conocía a la perfección el arte del canto; mas tropezó con la dificultad de no tener medio de acompañarse.

Si las descripciones psicológicas no forman el fondo de sus obras, prefiere Alvaro Cubillo representar la energía moral, la paciencia y la constancia en la desdicha, la fidelidad, y la abnegación y sacrificios de la amistad y del amor, practicándolo de manera que se distinga, bajo este aspecto, con gran ventaja suya, de la generalidad de sus contemporáneos, siendo su lenguaje propio y natural del sentimiento, y conmoviéndonos de esta suerte mucho más que cuando imita á la mayor parte de los poetas españoles, al emplear la razón y la imaginación en expresar los varios afectos de la sensibilidad.

Palabra del Dia

hociquea

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