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Actualizado: 13 de mayo de 2025


Perdio la vida Corbarán con más honroso fin, que los demás Capitanes, porque cayó con la espada en la mano, y en la misma victoria, y no por manos de traidores como otros compañeros suyos. Es corto el discurso de los hombres que se tiene por gran desdicha lo que se pudiera contar entre los prósperos sucesos de la vida.

-Con todo eso, te hago saber, hermano Panza -replicó don Quijote-, que no hay memoria a quien el tiempo no acabe, ni dolor que muerte no le consuma. -Pues, ¿qué mayor desdicha puede ser -replicó Panza- de aquella que aguarda al tiempo que la consuma y a la muerte que la acabe?

Muchos son los que trabajan, y sólo de pocos reciben su paga: la primera desdicha del actor. No sería lo peor que hubiese veinte personas que pagasen con cuatro ochavos, si no diesen motivo para que otros muchos los imiten. Porque uno solo no pague, hay otros que tampoco quieren pagar: todos pretenden gozar de este privilegio para que no se crea que son indignos de él.

De ella fueron las agonías que, en oyendo esto a Florela, sintió doña Guiomar, y tales, que por algún tiempo, aunque quiso hablar no pudo; que harto claro vio su desdicha en las razones de Florela; pero como el alma, cuando prueba la amargura, de ella parece hambrienta y más busca desesperada, doña Guiomar hizo que Florela la contase punto por punto cuanto había visto y oído; y ella no fue escasa, que a su señora dijo mucho más de lo que hubiera querido saber, y de una manera tan clara, que no pudo caberla duda de que Miguel de Cervantes a Margarita había empeñado su corazón y su honra.

La naturaleza la había dotado de un carácter alegre, bondadoso y algo tornadizo, y este carácter la salvaba de una desdicha cierta; las impresiones en ella duraban poco y se sucedían con pasmosa rapidez; pasaba con increíble facilidad del llanto a la risa, y de la risa al llanto; era incapaz de meditar sobre las injurias que la hacían, ni menos de guardar por ellas el más leve rencor.

Porque quisiera que se os pasase esa mala impresión, que por mi desdicha os he causado en sólo un momento que me habéis visto; porque no quiero que alentéis ninguna esperanza. ¡Ah! pues entonces, permitidme dudar... No dudéis, pues dijo la dama echando atrás el manto, y dejándose ver á Juan Montiño. ¡Ah! exclamó el joven ; ¡, vos sois el hermoso sol que me deslumbró!

Por desdicha, es en los tiempos y las civilizaciones que han alcanzado una completa y refinada cultura donde el peligro de esa limitación de los espíritus tiene una importancia más real y conduce a resultados más temibles.

Volvió Perico demudado, temblándole las manitas, queriendo sonreír y no pudiendo... La voz le faltaba: no había llegado al parador. ¿A qué correr tras la desdicha, si salía al encuentro la esperanza?... En el camino habíale dicho Martín Romero que él tenía noticias que Juanito estaba mejor, casi bien del todo... ¿Lo ve usted?... ¿Lo ve usted? gritó la madre triunfante.

Llamaron por segunda y tercera vez con insistencia, y se oyó una voz de mujer que dijo recatadamente detrás de la puerta: ¡Señora! ¡señora! ¡por amor de Dios! ¡oíd, si no queréis que suceda una desdicha! La condesa se acercó á la puerta. ¿Qué sucede, Josefina? dijo. El señor conde de Lemos acaba de llegar á la quinta y pregunta por vuecencia. ¡Ah! ¡mi marido! dijo la condesa.

Aseméjanse también á estas últimas, ya por su fábula y por el colorido serio, que en ellas predomina, ya por su característico más importante: No hay cosa como callar, Primero soy yo, Cuál es mayor perfección, La desdicha de la voz y Dar tiempo al tiempo.

Palabra del Dia

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