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Actualizado: 13 de mayo de 2025
¡Oh Sancho bendito! ¡Oh Sancho amable -respondió don Quijote-, y cuán obligados hemos de quedar Dulcinea y yo a servirte todos los días que el cielo nos diere de vida! Si ella vuelve al ser perdido, que no es posible sino que vuelva, su desdicha habrá sido dicha, y mi vencimiento, felicísimo triunfo.
Enrique, este papel es una carta Que del Rey albanés recibo agora: Contiene, en suma, una desdicha grande, Y como amigo, pídeme consejo. Yo, que no fío de mi ingenio cosas Tan arduas, y del tuyo estoy contento, Quiero que me aconsejes lo que pueda Escribirle en desdicha semejante.
Una lucha á aquella serie no interrumpida de vejaciones y de infamias, sufridas por su enemigo con la paciencia inalterable de un hombre que se da cuenta del peligro de que ha escapado y que se dice: "Habiendo evitado tal desdicha, puedo soportarlo todo con resignación." ¡Al fin, la señorita Guichard le permitía vivir!
Y no paré de correr hasta no poner algunas leguas entre la villa de Madrid y el hijo de mi padre. Preciso es dijo entre sollozos la tía María ocultarle esta desdicha al pobre tío Pedro. ¡Ay!, ¡qué dolor!, ¡qué dolor! ¿Y quién había de tener valor para decírselo! repuso Dolores . ¡Pobre María! Hizo lo del español, que estando bien quiso estar mejor; y cate usted ahí las resultas.
Admirada quedó Dorotea cuando oyó el nombre de su padre, y de ver cuán de poco era el que le nombraba, porque ya se ha dicho de la mala manera que Cardenio estaba vestido; y así, le dijo: -Y ¿quién sois vos, hermano, que así sabéis el nombre de mi padre? Porque yo, hasta ahora, si mal no me acuerdo, en todo el discurso del cuento de mi desdicha no le he nombrado.
»Como satisfecho de este postrer acto de tiranía que labraba mi eterna desdicha, y como si hubiese concluido su obra sobre la tierra, mi tío murió al año de efectuarse mi matrimonio, dejándonos todos sus bienes. Ningún cambio hubo en mi suerte, ninguna nueva de Carlos.
Porque de otra manera no era señor de una blanca que el maldita ciego no cayese con ella, no dejando costura ni remiendo que no me buscaba muy a menudo. Pues, ansí como digo, metía cada noche la llave en la boca y dormía sin recelo que el brujo de mi amo cayese con ella; mas cuando la desdicha ha de venir, por demás es la diligencia.
"Señor, de mí -dije yo- ninguna pena tenga vuestra merced, que sé pasar una noche y aun más, si es menester, sin comer." "Vivirás más y más sano -me respondió-, porque como decíamos hoy, no hay tal cosa en el mundo para vivir mucho que comer poco." "Si por esa vía es -dije entre mí-, nunca yo moriré, que siempre he guardado esa regla por fuerza, y aun espero en mi desdicha tenella toda mi vida."
Mirándola estaba con sus bellos ojos empañecidos de tristezas, cuando Desdicha la vino a saludar con expresivos arqueos y ronroneos apremiantes.
Pues ya para mí no hay Sino llorar que nací. ¿A tal tiempo, vil fortuna? Desespero, ¡por Alá! Mataréme. NARV. Triste está. ABIND. Ya no hay esperanza alguna. NARV. ¿Hombre de tanto valor Siente tanto el verse preso, O es las heridas? ABIND. No es eso. NARV. Pues ¿qué? ABIND. Desdicha es mayor. NARV. Ataos este lienzo en ellas, O aguardad, y os le pondré.
Palabra del Dia
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