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Actualizado: 22 de junio de 2025
Hombre, ¿cree usted que una mujer con esos ojos asesinos... y ese aire... y esa gracia, ha nacido para encerrarse en un claustro? Alzó los hombros desdeñosamente. ¿Y no tiene usted más datos que esos para creer lo contrario?... Es poco, compadre dijo, dando un chupetón al cigarro y soltando el consabido chorrito de saliva.
La marquesa sintió que el corazón se le oprimía, oyéndole hablar de aquel arrepentimiento en que no entraba la idea de Dios; de aquel amor a su mujer en que no entraba la ternura hacia su hijo, y dulcificando con un esfuerzo de su poderosa voluntad más y más su sonrisa, y dando a su acento más marcado tinte de confianza y de cariño, dijo moviendo desdeñosamente la cabeza: ¡Bah!... No pienses en eso...
Hoy mesmo, hoy mesmo. Mal que os pese, señor Ramirillo.» Y encargome no dejara de referir esto último, palabra por palabra, a vuesa merced, por lo mucho que le importa. ¿Quién acoge razones de un ebrio? repuso Ramiro, desdeñosamente. Pero no por eso dejó de experimentar súbito calofrío que le bajó hasta las plantas.
En aquellas miradas imposibles de descifrar estaba retratada su situación. ¿Qué afecto agitaría su alma? ¿La soberbia de un perdón desdeñosamente otorgado? ¿La indiferencia del desprecio? ¿Tal vez la compasión que inspira la desgracia, aun merecida, o acaso el rencor involuntario y hondo que con ningún infortunio se apacigua?
Ya sabe usted continuó Argensola que, al pelearse con Wágner por el exceso de germanismo en su arte, proclamó la necesidad de mediterranizar en música. Su ideal fué una cultura para toda Europa, pero con base latina. Julius von Hartrott contestó desdeñosamente, repitiendo las mismas palabras del español. Los hombres que piensan mucho dicen muchas cosas.
Insistió, cada vez más escandalizado; pero Conchita cortó rudamente sus recriminaciones: ¡Cállate! Como eres un tonto, crees que todos los jóvenes han de ser iguales a ti. Roberto es como es y basta. Yo contenta, pues todos satisfechos. Y le volvió la espalda desdeñosamente.
A su vista gritaba el populacho: ¡Muera Santos Pérez!, y él, meneando desdeñosamente la cabeza y paseando sus miradas por aquella multitud, murmuraba tan sólo estas palabras: «¡Tuviera aquí mi cuchillo!» Al bajar del carro que lo conducía a la cárcel, gritó repetidas veces: «¡Muera el tirano!»; y al encaminarse al patíbulo, su talla gigantesca, como la de Danton, dominaba la muchedumbre, y sus miradas se fijaban de vez en cuando en el cadalso como en un andamio de arquitectos.
Me dirigí al grupo, y pregunté por el señor Fernández. En el comedor... me contestaron desdeñosamente. Le aguardaré aquí.... El mancebo levantó los hombros y me señaló un asiento. No; advirtió otro de los empleados, el de más edad, ¡le esperan a usted! Llamaron a un criado que me condujo hasta la puerta del comedor. Toda la familia estaba allí reunida.
Consiento en lo que pides. »En aquel momento sentí que recobraba mis fuerzas, y agregué: »Cuatro horas es muy poco, Yago; concédeme cuatro más, y renuncio también a la gloria literaria, a mis obras, a lo que me hizo alcanzar un puesto tan elevado en la estimación del mundo. »¡Cuatro horas por eso! murmuró el negro desdeñosamente. Es mucho; pero no importa, no debo negarte la última gracia.
No tenía intención de alejarme de aquí, pero me han insultado ustedes, me han violentado, y cuento con que me concederán una reparación si los que son honrados conservan un poco de valor... Al hablar así miraba desdeñosamente á Freneuse y parecía provocar á Tragomer: ¡Cuidado, Sorege! exclamó Jacobo.
Palabra del Dia
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