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Actualizado: 13 de mayo de 2025


Esta hendidura apareció por escribir deprisa y comenzar á trazar la letra por sa parte inferior y mediana. Del mismo modo las os de nuestra escritura latina presantan en su parte superior una pequeña hendidura que resulta, al escribir deprisa, de la union de las extremidades de la linea que la forma.

Tirso, imperturbable, se detuvo un momento a leer un cartel de fiestas religiosas, y luego contestó con severa y pausada entonación: Lo primero, es lo primero. Desde allí anduvieron deprisa, pero yendo siempre Tirso con retraso de un par de pasos. «Vaya pensaba Pepe este es cura hasta los tuétanos

La tía María bajó y levantó la cabeza en señal de satisfacción. En todo esto no veo motivo para que te hayas vuelto tan deprisa y tan azorado dijo Dolores. Ya voy, ya voy, que no soy escopeta repuso Momo . Cuento las cosas como pasaron.

Mejor que nunca lo conoció cuando hubo que dar la gran batalla para trasladar al caserón de los Ozores el nido del amor adúltero. Ana se opuso, lloró, suplicó... «no, no; eso no, Álvaro, por Dios no, eso nunca». Y resistió muchos días a las súplicas del amante que se quejaba de lo poco y deprisa y sin comodidad que gozaba de su amor.

No, no: vamos a pie. Anda, no seas niño; un pesetero nos lleva en seguida. ¡No!: quiero ir a pie. Y pronunció el no firme, rotundo, seco, como quien suele dar a la palabra la energía de una voluntad terca. Entonces, vamos deprisa, que estarán impacientes. Echaron a andar. La mañana era fresca y agradable. Madrid recibía a su huésped con un cielo azul, limpio y hermoso.

Mi cómplice es Doña Blanca Roldán de Solís. El P. Jacinto se llenó de asombro, abrió los ojos y la boca y se santiguó muy deprisa media docena de veces, soltando estas piadosas interjecciones: ¡Ave María Purísima! ¡Alabado sea el Santísimo Sacramento! ¡Jesús, María y José!

Sobre todo ¿qué han de decir si nadie ha de leerlo? Ni Quintanar. Nunca ha entendido mi letra cuando escribo deprisa. Estoy sola, completamente sola. Hablo conmigo misma, secreto absoluto. Puedo reír, llorar, cantar, hablar con Dios, con los pájaros, con la sangre sana y fresca que siento correr dentro de . Empecemos por un himno. Hagamos versos en prosa. «¡Salud, salve!

Quintanar pasó a la convicción contraria; se le antojó que bien podían ser las ocho, se vistió deprisa, cogió el frasco del anís, bebió un trago según acostumbraba cuando salía de caza aquel enemigo mortal del chocolate, y echándose al hombro el saco de las provisiones, repleto de ricos fiambres, bajó a la huerta por la escalera del corredor pisando de puntillas, como siempre, por no turbar el silencio de la casa. «Pero a los criados ya los compondría él a la vuelta. ¡Perezosos!

Tal día y a tal hora, yendo ella y Barbarita por la calle de Preciados, se encontraron a Juan que venía deprisa y muy abstraído. Al verlas, quedose algo cortado; pero sabía dominarse pronto. Ninguno de estos datos probaba nada; pero no cabía duda: su marido se la estaba pegando.

Hallaba Pedro con asombro que el atrevimiento desvergonzado y celebración excesiva a que se reduce, casi siempre pagado deprisa y con usura por las mujeres, todo el arte misterioso de los enamoradores, no le eran posibles ante aquella niña recién salida del colegio, que con franca sencillez, y mirándole en los ojos sin temor, decía en alto como materia de general conversación lo que con más privado propósito dejaba Pedro llegar discretamente a su oído.

Palabra del Dia

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