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Roussel se sometió con gracia á sufrir este mal paso y se mostró sencillo y cordial, con un cierto matiz de altanería que á Clementina le pareció que contrapesaba desagradablemente la ventaja que ella había obtenido públicamente de la sumisión de aquel rebelde. Creyó que se levantaba un poco deprisa y vió en esta actitud un indicio del doblez con que, á su juicio, se había conducido.

Reconoció Amparo a Baltasar y echó tras él como el lebrel tras la res que persigue. ¿Oyó Baltasar las pisadas de la Tribuna y pudo reconocerlas? ¿O era solamente que iba deprisa? Lo cierto es que se perdió de vista al revolver de la esquina, y que, por muy diligentes que anduvieron las que lo seguían, no lograron darle alcance. Voy a llamarle a la puerta exclamó Amparo.

Pronunció don Luis estas palabras esforzánzose por aparecer tranquilo pero con tal energía que ni caballeros ni señoras se atrevieron a replicarle; y la Marquesa dio discretamente otro rumbo a la conversación. De allí a poco don Luis se despidió y al poner el pie en el estribo de su berlina, que le esperaba en la puerta, dijo al cochero: «calle del Guadarrama 92, y deprisa

¡Ah! mi querido padrino; si usted hablase con ella solamente un cuarto de hora, estaría usted seguro de ello. La dulzura de su voz, la gracia de su mirada, todo atestigua un corazón exquisito. Yo creo que si te has puesto á amarla tan deprisa y tan fuerte, dijo Fortunato sonriendo, es que tiene un encanto irresistible. Y con todo eso, es tan modesta, tan bien educada....

Y siempre sacaba en consecuencia que él no sabía lo que debía hacer, ni siquiera lo que debía pensar, ni aun lo que debía sentir. «De todas suertes, las comedias de capa y espada mentían como bellacas; el mundo no era lo que ellas decían: al prójimo no se le atraviesa el cuerpo sin darle tiempo más que para recitar una rendondilla. Los hombres honrados y cristianos no matan tanto ni tan deprisa».

Paco le había saludado de lejos, deprisa y mal, porque en aquel momento huía con la petaca de Quintanar a esconderla en la huerta, seguido de Edelmira, su más rolliza y vivaracha y colorada prima. Es loco ese chico, cuando se pone a enredar dijo Bermúdez disculpando a su pariente, y como recibiendo en calidad de deudo de los marqueses al señor Magistral.

Siguió el lápiz corriendo sobre el papel, pero siempre el alma iba más deprisa; los versos engendraban los versos, como un beso provoca ciento; de cada concepto amoroso y rítmico brotaban enjambres de ideas poéticas, que nacían vestidas con todos los colores y perfumes de aquel decir poético, sencillo, noble, apasionado.

Ibamos escalando el monte, deprisa, huyendo del agua. Llovía cada vez más fuerte, cuando llegamos cerca de la cueva de la Egan-suguia. Entremos aquí dijo Mary, que, después de las lágrimas, había quedado sonriente y de buen humor. Ahí, mi querida Mary le dije yo , hay, según dicen, una gran serpiente con alas, con garras de buitre y cara de mujer, que se llama Egan-suguia. ¿Y qué hace?

Entonces, el Magistral se acercó a la Regenta y deprisa y en voz baja dijo: Se me había olvidado advertirle que... el lugar más a propósito para... verse... es en casa de doña Petronila. Ya hablaremos. Bien contestó la Regenta. Lo he pensado, es el mejor. , , tiene usted razón. Subió Ana por la escalera principal y salió al portal don Fermín.

A Peleches no había vuelto él más que una vez, y muy deprisa, desde la muerte de sus hermanos, porque estaba muy lejos, y los negocios mercantiles y los cuidados de la niña le amarraban a Sevilla de día y de noche; pero no por eso le perdía de vista. A la hora menos pensada daría una vuelta por allí, o todas las que fueran necesarias para el mejor logro de sus acariciados planes.