Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 16 de octubre de 2025


Esta pícara imaginación... Es como cuando te ponías enfermo y delirante esperando ver salir una carta que no salía nunca. Francamente, yo me creía más fuerte contra esta horrible neurosis de la carta que no sale». Una noche que hacía mucho frío, entró el Delfín en su casa no muy tarde, en un estado lamentable. Se sentía mal, sin poder precisar lo que era.

Oyó las doce, la una, las dos... no oyó las tres, porque debió de dormitar un poco, aunque él se lo negaba a mismo.... Y a las cuatro no pudo resistir ya el frío y el sueño; y delirante, sin conciencia de mismo ni del mundo ambiente, tropezando en todo, subió a su cuarto, buscó la cama a tientas, se desnudó por máquina, se envolvió entre las sábanas y se quedó dormido en un sopor de fiebre lleno de fantasmas ardientes, de monstruos dolorosos.

Y de nuevo en abrazo tembloroso sus agitados senos se juntaron, y en un beso infinito, silencioso, la amante esposa, el delirante esposo, de nuevo el pacto de su amor sellaron. Y ella le rechazó, que ya el estruendo más cerca y más distinto se sentia; y él, apenado, de dolor gimiendo, rápido se alejó, despareciendo por el lóbrego seno de la umbría.

El neblí que oye a su lado el volar de la garza y no acierta a verla, oculta por algún celaje, no padece más tormentos. Mi imaginación delirante se forjaba mil visiones de imposibles, que se gozaba en vencerlos a su antojo, y el placer más subido y engalanado, con los mágicos colores de los deseos, se me pintaba por último término en aquel cuadro fantástico.

Tampoco buscó las aclaraciones de Beatriz, quien por completo entregada a su delirante pasión, mostróse casi indiferente a la dura afrenta que argüía tal silencio. En cuanto a Fabrice, admitió fácilmente que Pedro abandonaba un viaje hacia el cual nunca lo viera muy inclinado.

En veinte días, aquel encanto de cuerpo, belleza, juventud y elegancia, quedó suspenso del aliento embriagador de los perfumes. Comenzó a vivir, como yo con la cocaína, en el cielo delirante de su Jicky. Al fin nos pareció peligroso el mutuo sonambulismo en su casa, por fugaz que fuera, y decidimos crear nuestro paraíso.

Y la luna seguía corriendo, como despeñada, a caer en el abismo de la nube negra que la tragaría como un mar de betún. Ana, casi delirante, veía su destino en aquellas apariencias nocturnas del cielo, y la luna era ella, y la nube la vejez, la vejez terrible, sin esperanza de ser amada.

Le han nombrado inmediatamente instructor del picadero; estará en su elemento, porque, después de los libros, lo que más ama son los caballos. Su entusiasmo por la equitación es delirante. Por espacio de algunos días se interrumpe la relación del diario. 25 marzo de 1815, día de Pascua. ¡Qué diferencia entre el día de hoy y el de igual fecha del año pasado! Nuestra paz ha sido un sueño solamente.

Echamos perros al moribundo para que el dolor de las mordidas le haga vivir un poco más. Afuera todo eso. ¿No hay remedio? El que mande Dios. ¿Qué mal es este? La muerte vociferó con cierta inquietud delirante, impropia de un médico. ¿Pero qué mal le ha traído la muerte? La muerte. No me explico bien. Quiero decir que de qué... ¡De muerte!

El delirante cree ver objetos que no existen; el loco cree firmemente en la verdad de sus pensamientos desconcertados: ¿por qué lo que en un caso nos engaña, no podria engañarnos en otros, ó en todos? Un criterio que alguna vez flaquea, ¿podrá pasar por seguro? ¿Por qué no atenernos á lo puramente subjetivo?

Palabra del Dia

amitié

Otros Mirando