Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 16 de julio de 2025
El sentimiento de la realidad iba poco a poco recobrando su imperio. Mas la realidad érale odiosa y trataba de mantenerse en aquel estado delirante. Un individuo de los que la siguieron se aventuró a detenerla en toda regla, llamándola por su nombre. «¡Pero qué tapadita va usted!... Fortunata». Detúvose ella ante el que esto dijo.
El delirante, el maniático, el loco tienen tambien recuerdos de cosas que no han existido nunca. Esos recuerdos no se refieran tan solo á lo exterior, sino tambien ú sus actos interiores.
Maxi contestó con la misma risa insana y delirante; viendo lo cual el polizonte, apretó la zarpa, como expresión de los rigores que la justicia humana debe emplear con los criminales. «¿Y el agresor?». ¡Machacárselo!... Llegó a la Casa de Socorro, ya con una procesión de gente tras sí.
Sus gritos pusieron en alarma a la calle toda, como las campanadas de un incendio, y por ventanas y puertas aparecieron los vecinos. ¡Qué caras y qué fachas! El gritar de Maricadalso era por momentos lastimero y dolorido, a veces amenazador y delirante.
Teodoro Golfín observaba estos fenómenos con la más viva curiosidad, porque era aquél el segundo caso de curación de ceguera congénita que había presenciado. Los demás no se atrevían a manifestar alegría; de tal modo les confundía y pasmaba la perturbada inauguración de las funciones ópticas en el afortunado paciente. Pablo experimentaba una alegría delirante.
Don Germán les dice al oído algunas palabras y les ordena que cada uno por su lado se dirijan a la puerta sin llamar la atención de los convidados. Así lo hacen, pero cuando ya han subido al carruaje, alguien les hace traición; los invitados se enteran, se lanzan a los balcones y les hacen una delirante ovación.
Y la exageración y violencia del sentir, en vez de magnificarle y corroborarle, le ponen enfermo y le dan un aspecto diabólico, delirante y lúgubre. Se diría que las pasiones y operaciones de nuestro ser se resisten á ser atribuídas y sujetas á leyes físicas sólo, y así, al apartar del efecto toda causa ó influjo divino, se le atribuímos infernal ó endemoniado.
«¡Ah! dije yo para mí . ¡Si te viera ahora Doña Francisca!» Confesaré que yo tenía momentos de un miedo terrible, en que me hubiera escondido nada menos que en el mismo fondo de la bodega, y otros de cierto delirante arrojo en que me arriesgaba a ver desde los sitios de mayor peligro aquel gran espectáculo.
Sin duda querían recoger y guardar en sí las preciosidades y esplendores del palacio... Cuando llegó a la última sala se oprimió el corazón, dilatado por furioso anhelo, y no con palabras, sino con la voz honda, tumultuosa de su delirante ambición, exclamó: «¡Todo es mío!». Capítulo XI Insomnio número cincuenta y tantos
Veré tu hermosura ¡qué felicidad! exclamó el ciego con la expresión delirante que era propia de él en ciertos momentos . Pero si ya la veo; si la veo dentro de mí, clara como la verdad que proclamo y que me llena todo.... Sí, sí, sí... repitió la Nela con desvarío, espantados los ojos, trémulos los labios . Yo soy hermosa, soy muy hermosa. Bendita seas tú...
Palabra del Dia
Otros Mirando