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Actualizado: 16 de julio de 2025
En el año en que habla Abde-r-rahman aun no se habia reunido en Nicea por excitacion de esta emperatriz el concilio que restableció el culto de las imágenes; de modo que los iconoclastas seguian aun desahogando en los templos del imperio griego su asoladora manía, aunque no ya con la delirante furia que habian desplegado bajo su protector Leon el Isáuro.
Para disimularla se encaminó al gabinete, diciendo con afectada ligereza que la dejasen libre, que a quien tenía más gana de ver era a D. Pedro. El noble maestrante yacía en su sillón con los naipes en la mano. Sus cabellos y su barba estaban más blancos, pero tan erizados e indómitos. Sus facciones enérgicas parecían más acentuadas; sus ojos hundidos brillaban con fulgor más delirante.
Parecía en efecto que, dado el desarrollo actual de la ciencia, quien tratase de enseñar mucho en su poema había de ser un delirante. Todavía Moratin, al dar consejos burlescos a un poeta ridículo, le dice que ponga en cifra en su epopeya todos los conocimientos humanos.
En sus ratos de alegría delirante, Fortunata se acordaba mucho de Estupiñá. «Pero, tía, ¿no se ha tropezado usted en la escalera con Plácido?
Las propiedades del triángulo están contenidas en la idea que tengo de él; pero si esta idea fuese puramente subjetiva, si no tuviese ninguna relacion exacta ó aproximada con ningun objeto real ni posible; esta idea y cuanto sobre ella edificase, serian meros fenómenos de mi espíritu, que nada absolutamente significarian, sin mas valor que los sueños de un delirante. 4.º La razon de las verdades necesarias no se puede hallar de ningun modo en nuestra inteligencia particular: cada cual las percibe sin pensar en los otros, ni aun en sí mismo.
Chiquilla bonita exclamó este, estrechándola de un modo delirante contra su pecho ¡te quiero con toda mi alma! La Nela no dijo nada. En su corazón lleno de casta ternura, se desbordaban los sentimientos más hermosos. El joven, palpitante y conturbado, la abrazó más fuerte diciéndole al oído: Te quiero más que a mi vida. Ángel de Dios, quiéreme o me muero.
No como una segunda fase de su carácter servicial, sino como una ampliación de él, tenía don Manuel la virtud de la filogenitura, o sea protección decidida, incondicional, una protección frenética y delirante, a la copiosísima, a la inacabable, a la infinita familia de los Peces.
En cambio, Shakespeare es tan rico en tipos como Homero, y ha recorrido todos los grados de la escala de la imaginación, desde el natural más positivo hasta la más delirante fantasía.
Pablo posee un espíritu de indagación asombroso; pero este espíritu de investigación es un valiente pájaro con las alas rotas. Hace días que está delirante, no duerme, y su afán de saber raya en locura. Quiere que a todas horas le lea libros nuevos, y a cada pausa hace las observaciones más agudas con una mezcla de candor que me hace reír.
Faltábale tiempo a la buena señora para dar parte a sus amigas del feliz suceso; no sabía hablar de otra cosa, y aunque desmadejada ya y sin fuerzas a causa del trabajo y de los alumbramientos, cobraba nuevos bríos para entregarse con delirante actividad a los preparativos de boda, al equipo y demás cosas. ¡Qué proyectos hacía, qué cosas inventaba, qué previsión la suya!
Palabra del Dia
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