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Actualizado: 4 de junio de 2025
Muy duras estaban; pero él, como labriego experto, quería trabajarlas poco á poco, por secciones; y marcando un cuadro cerca de su barraca, empezó á remover la tierra ayudado por su familia. Los vecinos burlábanse de todos ellos con una ironía que delataba su sorda irritación. ¡Vaya una familia! Eran gitanos como los que duermen debajo de los puentes.
Pues, á pesar de santiguarnos de lo lindo, no le queríamos mal, porque era hombre franco y nunca delataba á nadie. En una acción cayó herido á mi lado: yo lo cogí y lo llevé sobre las espaldas cerca de una hora, hasta encontrar una barraca, donde murió á las pocas horas. ¡No habrás pasado pocos trabajos, Periquillo! Llevarías escapulario siempre, ¿no es verdad? De Nuestra Señora del Carmen.
Sus ojos claros, melancólicos y un tanto extáticos por lo general, se habían alumbrado con un fuego intenso; su boca entreabierta delataba esa seductora molicie que invade todo el organismo delicado de la mujer en las horas fugaces de la fiesta.
Sitio tan apacible convidaba al reposo, y convidaba a beber el agua limpia del remanso, cuya haz tranquila, rizándose un poco, delataba la mansa corriente o que el agua no estaba estancada y sin renovarse.
Las condiciones de Leocadia eran distintas: tenía genio voluntarioso y, aunque sin faltarles al respeto, respondía a sus padres con entereza; en sus caprichos de muchacha pobre, había siempre cierta obstinación; si se empeñaba en reformarse un traje, no cesaba de dar vueltas a los trozos de tela, hasta lograr lo que se proponía; gustándole un peinado, no hallaban paz sus manos hasta que conseguía aprender modo de hacérselo, y hasta en estos pequeños detalles, por la tenacidad de sus resoluciones, delataba una firmeza muy difícil de dominar desplegando energía.
El alma celosa del príncipe fué adivinando, con aguda percepción, todo lo que pensaba el otro, y esto avivó el incendio de su cólera. ¡Con qué arrogancia asumía este empleadillo la defensa de Alicia! ¡Cómo se delataba su enamoramiento!... Lubimoff le escuchó con impaciencia. Ahora era Martínez el que se permitía atacarle. Sus últimas palabras significaban una amenaza para él.
Luego pasaron al tocador, un cuartito en el que la luz de la ventana, después de resbalar sobre la luna biselada de un gran espejo, quebrábase en el cristal azulado o rosa de las polveras y los frasquitos de esencia. La pieza no era un modelo de curiosidad y delataba el desorden de una casa donde falta dirección.
La muerte aún no estaba allí: únicamente por entre el suave perfume de aquella carne soberana, de aquel lecho majestuoso, parecía deslizarse un vaho sutil y lejano de materia muerta, algo que delataba la interior descomposición que se mezclaba en sus besos. Luis adivinó la presencia de alguien detrás de él.
Pero, de otro lado, nada se insinuaba en él que trascendiese a homme aux femmes ni a Periquito entre ellas. No delataba el aplomo del cura conquistador ni el hipócrita y meloso encogimiento del curilla faldero. Si acaso el favor de las damas le había encumbrado, sería, probablemente, sin él haberlo buscado con singular empeño. Así cavilaba yo, entre la sopa y el cocido.
Su tez blanca tenía una palidez, una frialdad de colorido que delataba la vida en la sombra, la ausencia de toda emoción; sus ojos se abrían mal, como si despertaran de un largo sueño; no era ni alta ni pequeña, ni delgada ni gruesa; con un talle indeciso que necesitaba definirse y formarse; se le decía ya que era muy bonita y yo lo repetía de buena voluntad sin fijarme y sin creerlo.
Palabra del Dia
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