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Actualizado: 7 de julio de 2025
Terminada mi breve comida, ordené un poco mis papeles y escribí dos palabras al señor Laubepin. Para en todo caso le recomendaba á Elena. La idea del abandono en que la dejaría en caso de una desgracia, me laceraba el corazón, sin alterar en lo más mínimo mis inmutables principios.
Emma preparaba alguna gran venganza, y en el ínterin se divertía con él como el gato con el ratoncillo. Tal vez le despreciaba tanto, pensaba el infeliz, que ni siquiera quería concederle el honor de sentir celos; pero aunque no estuviese celosa, lo que es de vengarse no dejaría».
Los mineros ¡puño! se las habían de pagar ó dejaría de ser Bartolo el hijo de la tía Jeroma de Entralgo. ¡Á la romería! ¡á la romería! se gritó. El numeroso cortejo se puso en marcha. Á su frente el impetuoso Celso dando fuego á los cohetes. Era su especialidad. Amaba los cohetes porque su olor y su estampido le recordaban la vida militar, hacia la cual profesaría hasta la muerte amor entrañable.
Sí, sí; ya lo sospechaba; hemos venido a paso de carga. ¿Dónde hay que meter la pólvora? Allá en el cobertizo, detrás de la granja. ¿Eh? ¿Es usted, Catalina? Sí, Juan Claudio; ¡qué frío hace esta mañana! Usted es siempre la misma; nunca le teme a nada. Si no fuese curiosa, ¿no dejaría de ser mujer?; tengo que meter las narices en todo.
Poco a poco los muchachos se habían ido acercando a las muchachas, y sin respetar lo sagrado del recinto ni hacer caso de las cruces severas colgadas de los muros, comenzaban a decirse cositas más o menos picarescas al oído: ¿Cuándo sigue usted el ejemplo, Fulanita? La verdad es que si todas ustedes hiciesen lo mismo, ¡qué sería de nosotros! Pues no dejaría usted de estar linda con el hábito.
Ella que siempre había sometido á los demás á su voluntad; ella, á quien nadie, fuera de aquel Roussel aborrecido, había sabido jamás resistir, ¿se confesaría vencida? ¿Dejaría á sus adversarios reirse de ella? Porque, ciertamente, se reirían de su credulidad, de su tontería....
En plena época de descreimiento, la iglesia le serviría de lugar de asilo, como a los grandes criminales de la Edad Media, que desde lo alto del claustro se burlaban de la justicia, detenida en la puerta como los mendigos. Allí dejaría que se consumara en el silencio y la calma la lenta ruina de su cuerpo. Allí moriría, con la dulce satisfacción de haber perecido para el mundo mucho tiempo antes.
El viejo Cardenal, hombre pacífico si los había en Cádiz, iba adquiriendo á la sazón un humor belicoso también que le hacía muy molesto. Después de tomarlas con Gregorio, injuriándole y declarando á gritos que nunca le dejaría casar con su hija Isabel, la emprendió con Velázquez acusándole de traidor.
Godfrey no supo jamás cuánto tiempo transcurrió hasta que se abrió la puerta de la choza y salió el doctor Kimble. Se adelantó hacia su tío. Acababa de prepararse para dominar la emoción que no dejaría de sentir, cualesquiera que fuesen las noticias que iba a saber... Os estaba esperando, puesto que vine hasta aquí dijo anticipándose al doctor.
Al volver á su habitación envió al camarero bigotudo en busca de noticias... La signora no había almorzado en el hotel: la signora había salido mientras él estaba en el comedor. Seguramente que á la noche se dejaría ver.
Palabra del Dia
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