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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Pero... se veía obligada á defenderse delante de ellos; había llegado el momento de la defensa y temblaba. Al fin se abrió una puerta, y un maestresala dijo: El señor don Juan Téllez Girón y su señora esposa están en la cámara de vuecencia. Doña Juana fué allá desolada. Sin embargo, se detuvo cobarde antes de levantar el tapiz de la puerta exterior.

La grita y alarido levantaban, Diciendo el capitan echa prisiones: Los nuestros defenderse procuraban, Los indios vuelan mas que unos halcones; Y

Como si el roce de la piel de Isidora fuese un contacto mortífero, se quedó echo una momia. Y mientras ella le quitaba la llave, él, inerte, sin vida, la miraba con espanto, y no podía defenderse, ni sabía detenerla, ni era dueño de ninguna de las energías de su ser, como no fuera de la voz, pues allá casi entre dientes pudo articular tres sílabas y decir: «¡Bribona!...».

La misma montaña parece vacilar sobre su enorme base. ¿Y qué es del pobre viajero, cogido en el torbellino de la tempestad que ruge en las elevadas cumbres? Las agujas de hielo, lanzadas contra él como flechas, le dan en la cara, amenazan cegarle y penetran hasta en sus ropas; envuelto en resistente abrigo, cuéstale trabajo defenderse contra ellas.

Maltrana, anonadado por la cólera del personaje, intentó defenderse. No había hablado de la paternidad del libro: y era verdad. Tal vez sus enemigos se enterarían de que era él quien iba a la imprenta para corregir la obra; tal vez la indiscreción viniese de otro lado... pero él lo juraba: nada había dicho.

Tuvo que defenderse de los restos del naufragio. Después de haber buscado el apoyo del madero como última salvación, evitó los toneles flotantes que rodaban á impulsos de la marejada y podían enviarle á fondo con uno de sus golpes. De pronto surgió entre dos olas una especie de monstruo ciego, que avanzaba agitando las aguas furiosamente con los paletazos de sus nadaderas.

Don Fadrique, príncipe de singular prudencia, y maestro grande de la arte del reinar, no quiso empeñar su reputacion en nuestras armas, porque las tubo por perdidas cuando le pidieron socorro, ni declararse por enemigo de Andronico hasta que le vió sin fuerzas para defenderse; pero los accidentes fueron tan diferentes de lo que se presumia, que la resolucion del rey con tanta razon determinada, vino como veremos, á no tener el efecto que hubiera si antes les socorriera.

Freya hizo un ademán de protesta, al mismo tiempo que el marino se arrepentía de su generosidad... ¿Por qué favorecer á una mujer que le recordaba la muerte de su hijo?... ¿Qué había de común entre los dos?... Los viles amores de Nápoles harto los había pagado con su desgracia... Que cada uno siguiese su destino; pertenecían á mundos distintos... ¿Iba á tener que defenderse toda su vida de esta hembra pegajosa?

Acababan de arrojar sobre él uno de aquellos cables de platino de los cuales no podía defenderse. Pero echó atrás la cabeza, y el brillante hilo pasó sin tocarle, retorciéndose y doblando su extremo hacia arriba, como una serpiente furiosa.

Lo que digo es que... hay que tener hígados, y no dejarse sobar ni que le echen a uno el yugo al cuello sin defenderse.... Lo que digo es, que cuando no le dan a uno por bien lo suyo, lo muy suyo, lo que tiene ganado y reganado.... Cuando no se lo dan, si uno no es tonto... lo pide... y si se lo niegan... lo coge. Eso, clarito. Tienes razón.

Palabra del Dia

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