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Actualizado: 29 de junio de 2025
Conque ¿entendióme, padre?... Y a usté, don Marcelo, ¿qué le paez de este disponer mío, como si estuviera en la mi casa? Todo me pareció bien, hasta el estilo, y las precauciones que tomaba Mari Pepa para no ser oída del enfermo, y la decisión de Lituca, y, en particular, la cara que ponía para declarármela.
Había cierto reposo enérgico en el espíritu de Fray Miguel; mas, aunque parezca contradictorio, coexistía con este reposo la impaciente decisión, que no daba espera, de hablar al Padre Ambrosio, de interrogarle sobre no pocas dudas y de pedirle cuenta y explicaciones que las resolviesen.
Pues que si lo ha robado, si no lo ha robado ... Cuando yo digo una cosa.... Si estuviera aquí mi Blas, se vería si hay un hombre pa otro hombre murmuró, volviendo la espalda, la promovedora de aquel alboroto. Vamos, señores, aquí no se ha robao naa dijo el majo con decisión. Aquí están ustedes de más. Largo el camino.
¿Entonces, esta es absolutamente tu decisión? preguntó en voz dura, y noté que su rostro estaba blanco de ira y disgusto al reconocer que, si ella manifestaba la verdad y hacía frente a las consecuencias de su propia exposición, fuera ella lo que fuese, su poder sobre la joven quedaría destruido. Mi resolución está tomada. No temo ninguna revelación que puedas hacer concerniente a mí.
Así, pues, siguió cada día con más decisión por la senda que su novia le trazaba, sin hacer caso de las bromas que los compañeros le daban en la Fábrica, pues que en otros sitios, como no fuese en su casa, en la de don Mariano o en la iglesia, era difícil echarle la vista encima. ¡Me has convertido en un beato! le decía a veces a su ídolo a modo de cariñosa reconvención. ¿Y qué; te pesa, pícaro?
Se había jurado ser juiciosa hasta que encontrase un marido, y ninguna seducción fue bastante para desviar su decisión. »No faltaban hombres serios que quisieran casarse con ella; en los puertos de mar se les encuentra en abundancia.
El disgusto de uno mismo, la hostilidad del ambiente, la imposibilidad de formarse otro a gusto de uno, todo caía sobre mí con una pesadumbre de plomo. En alguna ocasión que Dolorcitas vió en mí la decisión firme de marcharme y no volver por su casa, se sintió de nuevo cariñosa conmigo.
En todo caso, se me ocurre prepararle unas empanadas de vigilia, de esas «especiales» que yo sé amasar... ¡Por Dios, Coca! exclamó alarmada Laura. ¡No vayas a mandar empanadas de vigilia! ¡Mira que hemos pasado la Cuaresma! ¡Empanadas de vigilia o cualquier otra cosa! ¡Mañana mismo las tendrá Vázquez en tu nombre!..... afirmó Coca con decisión.
Y el piloto empezó á arrepentirse de sus consejos. ¡Abandonar el Mare nostrum, que era el mejor de todos los buques en que había servido!... Se acusó de cobardía, creyendo que era él quien había impulsado al capitán á tomar esta decisión. ¿Qué iban á hacer en tierra los dos cuando el vapor fuese de otros?... ¿No tendría él que embarcarse en un buque inferior, corriendo los mismos riesgos?...
El intendente salió esta mañana y volverá tarde esta noche. Espiaré su vuelta e iré a verlo en su cuarto. Por medio de él quizá consiga que tu madre vuelva sobre su decisión. Si esta última tentativa no da resultado, es preciso que demuestres que tienes valor y juicio, y que no dificultes mi protección con tu debilidad.
Palabra del Dia
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