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Actualizado: 29 de julio de 2025
Una vida tranquila, retirada, en el interior de las villas, reemplazaba al movimiento y a la animación que había reinado durante la estación. La señora Aubry gustaba mucho del encanto del otoño; disfrutaba entonces, durante algunas semanas, de un verdadero reposo, por lo cual demoraba su regreso hasta los primeros días de noviembre. Esta decisión no era recibida de igual manera por las dos primas.
Pero yo soy su marido, y por consiguiente me quedaré exclamó el individuo, completamente inalterable. Entonces ella se irá conmigo exclamé con decisión. Yo no permitiré eso. Usted procederá como yo lo crea conveniente le dije.
Todo es obra del momento, y nunca hay en nuestra alma dos estados absolutamente idénticos, como no contiene el trascurso del día dos minutos cuya intensidad luminosa sea matemáticamente igual: lo máximo suele estar sujeto á lo minúsculo; á veces una simple frase ó una mirada de ironía, quiebran la recta de una decisión heróica.
Monteverde llegó á Coro en compañia del brigadier Don Juan Manuel Cagigal y otros jefes militares, llevando consigo dinero, armas y demás necesario para hacer la guerra á las provincias sublevadas; y desde este momento los patriotas, no por falta de valor y decision sino á causa del menor número, fueron estrechados y acosados con mayor actividad cada dia.
Me meto dentro. Soy de puerto de mar y el agua es mi elemento. Y diciendo y haciendo, saltó con decisión en la barca, que se inclinó de un lado para recibirla; se fue por encima de los bancos hasta la popa, y allí se sentó. ¡Oh! ¡Qué bien se está aquí a la sombra! Y hay su cachito de balanceo... Véngase, padre. En ninguna parte se puede esperar mejor...
La consternación más profunda se pintó en el semblante de su hija al tener conocimiento de la fatal decisión. No valieron súplicas ni lágrimas ni se logró nada con la intervención oficiosa de algunos amigos diputados para ello. Don Ramón permaneció inflexible. O Barragán era invitado o él mismo dejaría de asistir a la ceremonia. Se tragó, pues, a Barragán, ¡un trago bien amargo!
Entonces cruzaba las manos, clavándose las uñas de una en el dorso de otra, para despabilarse. Quería rezar con devoción, tener conciencia de lo que pedía a Dios: no hablar de memoria. Sin embargo, desfallecía. Acordóse de la oración del Huerto y de aquella diferencia tan acertadamente establecida entre la decisión del espíritu y la de la carne.
Muchos días maldecía de su barbarie, pero no se determinaba a marcharse. Decidió en su fuero interno que la culpa de todo era de Bautista y esta decisión le tranquilizó. ¿Dónde se ha metido ese hombre? se preguntaba.
Usted a un extremo de la casa y yo al otro, y como si nunca nos hubiéramos visto». Cuentan que el banquero pudo haber replicado algo muy contundente para la conciencia de Nica; pero, o no lo respondió, o no lo supo, o su mujer hizo muy poco caso de la réplica; porque el hecho es que la decisión de Nica se cumplió en todas sus partes. Nadie los vio juntos nunca.
Decidido, pues, Miguel de Zuheros, y habiendo infundido en los de la nave confianza en su decisión, dejó en Macao al señor Vandenpeereboom y a Fray Juan de Santarén, haciendo el uno negocios, y haciendo sermones el otro, y zarpó con su nave con rumbo hacia la desconocido. Mientras más se piensa en ello más axioma parece la sentencia de don Hermógenes, declarando que todo es relativo.
Palabra del Dia
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