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Actualizado: 29 de julio de 2025
Podrá suceder, y se debe sospechar, que los Portugueses se opondrán, y que fundados en la demarcacion última que tomó por limite el rio Corrientes y el Ipané, quieran ahora que suceda lo mismo: en cuyo caso procuraré tomar un espediente interino que no atrase la demarcacion, dejando la cosa en términos que, en cualquiera decision de las Cortes, no sea menester volver á demarcar.
Y esto y todo un tropel de imágenes pasaban ahora como a trasmano de su vida; porque al renunciar a su dicha, había renunciado también al deseo de la vida y del mundo. El casamiento con Muñoz era eso, un acto de renunciamiento. En verdad no se arrepentiría nunca de su decisión.
Ricardo quiso ser artillero. ¡Cuántas lágrimas costó a su madre esta implacable decisión del niño! La primera vez que partió a Segovia, la buena señora creyó morir; se empeñó en no salir de casa hasta que su hijo volviese, y cumplió su empeño.
Y abriendo la verja del coro, entró en él con una decisión que paralizó al campanero. El zapaterillo, con su aspecto de borracho taciturno, fue el único que le siguió. ¡El pan de mis hijos! murmuraba con lengua estropajosa . ¡Quieren robarlos...! ¡Quieren que sigan pobres...!
Al fin, el presidente hizo conocer la decisión tomada: En vista de las opiniones no cristianas de Karaulova, el tribunal le permite que haga su declaración sin prestar juramento. Los demás testigos se acercaron al altarcito, ante el cual esperaba el sacerdote. ¡Levantaos! proclamó en alta voz el ujier. Todo el mundo en la sala se levantó y volvió la cabeza hacia el altarcito.
Habría sido apuesto y galán el señor de las Cuevas en sus tiempos juveniles; porque hoy, a los setenta y cuatro años, es un hombre brioso, erguido, de vivos y penetrantes ojos, nariz aguileña, noble y descubierta frente. Toda su figura anuncia energía y decisión.
Su decisión fue autoritaria.
Los dos héroes, animados por el espíritu de la guerra, caminaron con decisión por la calle del Pozo, el clérigo delante, el noble detrás, ambos embozados hasta los ojos y apretando bajo el brazo el instrumento de muerte que cada cual llevaba. Entraron en la calle de las Hogueras, pasaron por bajo los muros de la Fortaleza y salieron a la vía que ciñe la antigua muralla de la población.
Stein quedó sumamente sorprendido de esta brusca salida, y aún más, de la decisión e impasibilidad con que se hacía. Luego, se sonrió y la dijo: ¿Te casarías, pues, conmigo, bella hija de la naturaleza? ¿Por qué no? respondió la Gaviota.
Contemporáneos de Antonio Pérez impuestos en sus más secretos manejos, familiarizados con su conversación y confidencia, enemigos declarados de España y de su Rey, le juzgaron de otro modo. ¿Daremos crédito, con preferencia á las declaraciones de los antiguos, á la crítica más ilustrada de los modernos, ó habrá todavía que dejar la decisión á tribunal de Más Señores? Manos á la obra.
Palabra del Dia
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