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Actualizado: 1 de junio de 2025
Así creo que lo quiso Jesucristo, y así vivió él; ¿por qué, pues, sus apóstoles no habían de contentarse con imitar a su Maestro, dándose por muy felices de poder decir que son tan ricos como él?
Al verse Febrer en una pieza de Can Mallorquí, tendido en una cama alta tal vez la cama de Margalida , fue dándose cuenta de lo ocurrido poco antes. Había llegado por su pie a la alquería, apoyado en Pep y su hijo, sintiendo a sus espaldas unas manos de simpático tacto que parecían temblar.
Si la proposicion fuese: un hombre no puede ser ignorante é instruido; entonces la condicion al mismo tiempo debiera añadirse, porque no dándose preferencia á ningun predicado con respecto al otro, se indicaria el motivo de la repugnancia, que es de predicado á predicado y no de predicado á sujeto.
Pero los hombres hacen otra cosa más heroica... ¡Se casan! dijo Paco Gómez, que ya estaba de nuevo en su sitio con la pareja. Hay ocasiones en que tampoco se casan manifestó Manuel Antonio haciendo una imperceptible mueca por donde Paco pudiese colegir que estaba pensando en María Josefa. Bueno replicó aquél dándose por enterado.
Sin embargo, el joven oficial de húsares, no dándose por vencido después del primer fracaso, se había aproximado al grupo que formaban Herminia, Roussel y Mauricio y, alegremente, pedía indemnizaciones; por lo menos la primera contradanza, puesto que Mauricio debía abrir el baile con la señorita Guichard.
Aburrido, y no dándose cuenta aún de la causa del abandono en que le dejaba la dueña de la casa, se instaló en un sillón, é inmediatamente oyó que hablaban á sus espaldas. No eran las dos señoras de poco antes. Un hombre y una mujer sentados en un diván murmuraban lo mismo que la otra pareja maldiciente, como si todos en aquella fiesta no pudieran hacer otra cosa apenas formaban grupo aparte.
Bien, perfectamente bien afirmó Nicolás dándose aires de persona que medita mucho las cosas, y razona a lo matemático . Ya tenemos un punto de partida, que es la buena disposición de usted... esta es la cosa. Respóndame ahora. ¿No tiene usted quién la ampare si rompe con mi hermano? No señor. ¿No tiene usted familia? No señor.
Siempre que Apolonio veía dos dándose de puñadas y revolcándose por el suelo, si se levantaba alguna polvareda, decía: «Ha llegado el punto trágico; eso no es polvo blanco, son las divinidades violentas, envidiosas de la vida ligera de los hombres, diluidas en el aire fino.» ¡De qué buena gana se hubiera diluido Apolonio en el aire fino para ir a mezclarse en las disputas enzarzadas a causa de su afortunado rival, como la guerra de Troya por Helena; intervenir por modo invisible y aniquilar a todos los secuaces de Belarmino!... La venganza es el placer de los dioses.
El amor es siempre contrariado por la familia observó, dándose importancia. ¿Crees eso? Sí. Hay que tener energía y no dejarte influir... Pero... Si cedes, todo está perdido. No cedo respondí; pero, en fin, Francisca, yo no conozco al señor Baltet... Que no le conoces... ¿Y la famosa carta?... Es verdad; existe la carta. Una carta como esa, basta para inflamar un corazón...
Mucho discurrió Bonifacio, pero no logró dar en el quid de que su mujer, dándose por medio difunta, tuviera aquellas reconditeces nada despreciables, aunque pálidas y de una suavidad que, al acercar la piel a la condición del raso, la separaba de ciertas cualidades de la materia viva.
Palabra del Dia
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